Polarización una amenaza a la Seguridad Nacional
Polarizar a la población como una herramienta para llegar y mantenerse en el poder no es una estrategia nueva ni exclusiva de Andrés Manuel López Obrador. Lo preocupante es la falta de análisis histórico de lo que sucedió con mandatarios que buscaron dividir a la población para mantenerse en ellos o sus seguidores en el poder: Gobernantes dementes, uso de la violencia y herramientas autoritarias para controlar la población, injerencia internacional, y un deterioro dramático en la calidad de vida de los ciudadanos.
En algunos casos esta estrategia se traduce en una guerra civil, donde vecinos se enfrentan y desconocen todo lo que los une: Historia, cultura, lenguaje, religión, vecindad.
Porque lo que hay detrás de la polarización es la amenaza del uso de la violencia. Lo que no se quiere reconocer es que la polarización no es la ruta para asegurar la gobernabilidad, al contrario, nos lleva a gobiernos autoritarios. Las rutas democráticas requieren más esfuerzos, políticos dedicados a mejorar la calidad de vida de sus representados. Sobre todo, requiere extraordinarios políticos y gobernantes que busquen crear consenso para promover bienestar, crecimiento y seguridad. De hecho, la cultura democrática promueve mecanismos para mediar las diferencias y resolver en una forma pacífica los conflictos.
Hay que subrayar que es mucho más fácil ser un gobernante autoritario. Para ser un gobernante democrático se requiere más dedicación, voluntad y amor al prójimo.
Los gobiernos que polarizan la población buscan todo lo contrario: Dividir para gobernar. Los gobiernos demócratas promueven en su Gobierno y en la población herramientas para resolver pacíficamente los conflictos.
“El líder es aquel que tiene la capacidad de movilizar a la gente para que enfrente sus problemas”. Esta es la definición de liderazgo del profesor de Harvard Ronald Heifetz, quien promueve un liderazgo democrático, buscando darle a la población herramientas para resolver los retos, con apoyo del Gobierno.
Y sí, un aspecto importante de esta visión de cómo ejercer liderazgo, incluye compartir el poder con diferentes actores de la sociedad, incluyendo a la oposición y a la sociedad civil.
Esta definición de liderazgo obviamente es absolutamente contraria al liderazgo “polarizante” que busca usar el odio para controlar y evitar consensos para gobernar en paz.
Lo que olvidan los que apoyan a los gobernantes y la oposición “polarizante” es que la historia claramente señala que eventualmente esta estrategia termina en autoritarismo, violencia y condena histórica. Además de la destrucción de la sociedad.
Es importante señalar a la oposición actual en México, con pocas excepciones, también le apuesta al enfrentamiento, en lugar de buscar consenso y soluciones que necesita México para salir adelante.
Algunos lectores seguramente pensarán que exagero o no he interpretado adecuadamente en mi análisis. O que tal vez el contexto histórico de los gobiernos autoritarios y populistas del siglo pasado no aplica a la realidad del siglo 21.
Mis comentarios están basados en mi experiencia profesional en las guerras centroamericanas de los 80, las guerra Yugoslavas de los 90, o la guerra civil que se vivió en Colombia por mas de 60 años; el Gobierno autoritario de Venezuela y Cuba, además del Gobierno de Donald Trump.
También se ha documentado en los últimos años el auge de gobiernos polarizantes y autoritarios de la primera mitad del siglo 20 que eventualmente resultó en la Segunda Guerra Mundial y gobiernos autoritarios en Europa.
Mucho se ha escrito sobre la furia del electorado, cansado de la corrupción y de la desigualdad, que permitió la llegada de un gobernante como López Obrador. Pero en lugar de crear consenso en las soluciones, AMLO usó el descontento como plataforma para una visión de País no viable. Al contrario, las posibilidades de que surjan cotos de violencia incrementan a diario.
Llega un momento en que el autoritario tiene que quemar las “naves”, no hay regreso, no puede ceder el poder aunque quisiera, porque enfrentan investigaciones él y los cercanos.
Están las amenazas de encarcelación por arbitrariedades y el uso de violencia ejercida para mantenerse él o sus allegados en el poder.
El error histórico de la oposición, los allegados y candidatos de López Obrador, es aumentar la polarización, volviéndose una amenaza a la viabilidad del Estado mexicano.
Esto dejará en manos de los militares en el 2024, la decisión de quién debe gobernar el País, ante la amenaza de violencia y la irresponsabilidad de la clase política.
Polarizar es buscar matar la democracia en México. Así de sencillo.