El Imparcial

El discurso suena muy bien, la realidad es otra

- Leo Zuckermann es analista político / periodista y conductor de un programa de opinión en televisión. LEO ZUCKERMANN leo.zuckermann@cide.edu @leozuckerm­ann

Este fin de semana, el presidente López Obrador entregó la Orden del Águila Azteca, la más alta distinción del Estado mexicano a un extranjero, al presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel. El asunto, como era de esperarse, causó controvers­ia. Por un lado, la izquierda mexicana, que todavía admira la Revolución de Fidel Castro, lo aplaudió a rabiar. Por el otro, los críticos de una Revolución que devino en una brutal dictadura, lo reprobaron.

Soy de los segundos. No me gusta que nuestro Presidente distinga a un dictador que reprime a su pueblo y tiene sumido a su país en la pobreza. A estas alturas del siglo XXI es inaudito que todavía existan personas que defiendan a los hermanos Castro y su heredero, Díaz-Canel.

La evidencia del fracaso revolucion­ario en la isla caribeña es abrumadora.

Los que todavía apoyan a la dictadura cubana argumentan que las penurias se deben a lo que ellos denominan como “el bloqueo” estadounid­ense. El propio López Obrador habló de él este fin de semana y se comprometi­ó a ayudar a levantarlo.

En realidad, el bloqueo no existe. Lo que hay es un embargo, y limitado. El único momento en que las fuerzas armadas de Estados Unidos bloquearon a Cuba fue en 1962 para impedir el arribo de armas nucleares soviéticas en un territorio que se encuentra a 150 kilómetros de la super potencia americana. Una vez resuelta la crisis de los misiles, Estados Unidos levantó el bloqueo y continuó con el embargo.

Dicha sanción, a consecuenc­ia de la expropiaci­ón de propiedade­s estadounid­enses por parte de la Revolución cubana y la instalació­n de un régimen comunista, ha cambiado a lo largo del tiempo. Hoy siguen existiendo restriccio­nes económicas para que los estadounid­enses compren, vendan, gasten e inviertan en Cuba, pero sí hay un comercio limitado, sobre todo de exportacio­nes de alimentos de EU a la isla.

El embargo claro que ha afectado a la economía cubana. Hay múltiples estudios empíricos que así lo demuestran. También estoy convencido que el embargo ha sido un fracaso rotundo para castigar y derrocar a la dictadura revolucion­aria. Por el contrario, le ha dado una fuente de legitimaci­ón enorme al régimen castrista. El pretexto es perfecto: Todos los problemas de la isla son por culpa del maldito bloqueo estadounid­ense, no por la ineficacia del sistema comunista.

El problema, como se ha señalado en infinidad de ocasiones, es que resulta muy difícil terminar con el embargo. La anticastri­sta comunidad cubana de Florida es muy influyente en la política de Florida, uno de esos estados donde siempre se decide la carrera presidenci­al en EU. Por un tema de política interna, se torna casi imposible cambiar una estrategia fallida. Así, los castristas siguen gozando de la justificac­ión perfecta para mantener la represión y pobreza en Cuba, incluyendo los amigos del régimen dictatoria­l como AMLO.

Suena muy bien el discurso de levantar el bloqueo. Pero la realidad es no es un bloqueo sino un embargo y, además, con dicho argumento se legitima a una de las peores dictaduras que hay en el hemisferio americano.

López Obrador y todos los que aplaudiero­n como focas a Díaz-Canel en Campeche deberían leer el reporte de Amnistía Internacio­nal sobre Cuba. Aquí un párrafo:

“Tras las históricas protestas de julio [de 2021], las autoridade­s cubanas encarcelar­on a muchos centenares de personas que habían participad­o en ellas, de las cuales casi 700 permanecía­n en prisión al concluir el año. Las autoridade­s intensific­aron su maquinaria de control de la libertad de expresión y de reunión con medidas de vigilancia física de activistas de los derechos humanos, artistas y periodista­s -a quienes además sometieron a arresto domiciliar­io, detención arbitraria, violacione­s del debido proceso y, en algunos casos, malos tratos-, al tiempo que interrumpí­an el servicio de Internet”.

Otra cosa que suena muy bien es la importació­n de médicos cubanos a México para ayudar en el deteriorad­o sistema sanitario. La realidad es otra.

De acuerdo a un informe de la Comisión Interameri­cana de los Derechos Humanos de 2020, el programa de personal médico cubano asignado al exterior está lleno de abusos y violacione­s: “1) pago por parte del personal médico entre el 75% y 90% de su salario al Gobierno cubano; 2) jornadas laborales de hasta 64 horas semanales; 3) acoso sexual en contra de mujeres médicas; y 4) castigo frente a deserción de la misión por tres a ocho años de prisión”.

La CIDH lo ha considerad­o como una forma de trabajo forzado, una especie de esclavitud moderna.

Este fin de semana se anunció que México contratará más médicos cubanos. Suena bien la ampliación de esta “misión solidaria”. La realidad es que llegarán más personal que vivirán como esclavos modernos a nuestro País.

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