Segundo aire
Desde hace tiempo muchos demócratas dan por hecho que Joe Biden no buscará la reelección. Incluso han sugerido que es demasiado pronto para apoyarlo. Todavía en julio del año pasado, una encuesta del New York Times revelaba que hasta un 63% de los demócratas prefería una cara nueva para la competencia del 2024. El mismo Biden ha mandado mensajes de que su decisión no está aún tomada. En redes sociales abundan los videos que cuestionan la salud de Biden, quien cumplirá 81 años en noviembre próximo. Sin embargo, el discurso del Estado de la Unión fue tan bueno que podría haberle dado un segundo aire al demócrata.
Oficialmente la elección presidencial estadounidense empieza hasta enero del 2024 cuando los republicanos y demócratas de Iowa y New Hampshire votan por la persona que prefieren para la candidatura presidencial de sus partidos. Son las llamadas elecciones primarias. En el Partido Republicano la lista de precandidaturas es amplia, aunque es liderada por Donald Trump, cuyo destino legal aún es incierto; por Ron de Santis, el actual gobernador de Florida, y por Greg Abbott, el actual gobernador de Texas. De enero a junio veremos a republicanos debatiendo y convenciendo a sus votantes. Quien gane las primarias obtendrá la candidatura en la Convención Nacional Republicana, en julio del 2024 en Wisconsin. No hay aún nada seguro, pero De Santis es hoy la carta fuerte.
Tradicionalmente se asume que un Presidente en funciones buscará mantenerse en la Casa Blanca. En EU se permite la reelección consecutiva por una sola vez. George Washington dejó esa indicación en una carta que escribió para sus sucesores, pero Franklin Delano Roosevelt ignoró ese deseo y se reeligió cuatro veces (1932, 1936, 1940 y 1944). Después de su Presidencia se reformó la Constitución para limitar la reelección a una sola vez de forma consecutiva. Por ello, difícilmente un Presidente en funciones enfrenta una rebeldía por parte de sus colegas de partido. Casi siempre los militantes de un partido arropan a su Presiden@genarotleozpanaora reelección y las primarias del partido en el Gobierno no son más que un requisito. Sin embargo, Biden sí está enfrentando la amenaza de una rebelión demócrata.
La baja popularidad de Biden, la aún más baja popularidad de la vicepresidenta Kamala Harris y el fantasma de Trump le dificultan el camino a Biden, pero el martes pasado el Presidente sorprendió con un discurso del Estado de la Unión muy potente. Tal vez el mejor de su Presidencia. El demócrata respetó las instituciones, saludó a la oposición, agradeció el apoyo bipartidista para algunas leyes y tendió la mano al republicano Kevin McCarthy, el nuevo líder de la Cámara de Representantes. Nada tendría de extraño el que un Presidente tienda puentes, pero en la era de la polarización Biden está demostrando ser un ave rara al intentar regresarle la civilidad al debate político.
Quizás estemos ante un cambio de era. A nivel global, China y Rusia miden su poder frente a EU, a veces violando el derecho internacional y encarando a Occidente. La guerra en Ucrania tal vez sea el desafío ruso más grave al mundo desde la anexión de Crimea de 2014. China enciende las alarmas por sus globos espías o por las constantes amenazas a sus vecinos. El peligro nuclear está vivo y la crisis climática vulnera a quienes menos tienen. Biden es un Presidente que no sólo reconoce esto sino que además ofrece propuestas para cambiarlo.
México quedó fuera del discurso del presidente Biden, pero no estará fuera de la contienda del 2024. Los republicanos usan el sentimiento antimexicano y antimigrante como un recurso electorero, además de que hay una exigencia de que México detenga a productores de fentanilo y de que se clasifique a los cárteles de la droga mexicanos como organizaciones terroristas.
Biden resiste rebeliones internas y el canto de la polarización. Todavía debe confirmar si buscará la reelección, pero el martes pasado vimos quizás el lanzamiento de su campaña. Un segundo aire a su Presidencia.