Arriesga su vida por salvar a sus ocho perritos
Lo pierde todo al quemarse su casa en la colonia Lomas de Madrid
Un residente de la colonia Lomas de Madrid casi muere calcinado en el incendio de su vivienda, luego de arriesgar su vida por salvar la de sus ocho perritos, los cuales quedaron atrapados en el patio posterior del predio.
Se trata de Carlos Armando García López, quien desde hace más de 40 años vive en la casa marcada con el número 397, de la calle Cumpas, entre Arizona y De las Américas, al lado de su esposa Perla Alejandra y sus ocho perros.
Platicó que el siniestro se registró el domingo pasado, alrededor de las 17:00 horas, pero en el domicilio sólo se encontraba su esposa, quien logró ponerse a salvo, ya que él estaba en un contenedor cercano, pues se dedica a recolectar material de reciclaje.
“Dijo Bomberos que por un corto (se originó el incendio), pero yo no tenía nada conectado, no tengo luz, el fuego se originó de atrás, por fuera de la casa, por el pasillo y se me quemó todo, la ropa, todo lo que tenía.
“Cuando llegué, vi que se estaba quemando la casa y tengo ocho perritos, porque la perra parió y ya no los pude regalar, y se quedaron conmigo, pero al ver el fuego yo me metí por ellos, me andaba ahogando con el humo”, relató.
El hombre, de 47 años de edad, logró salvar su vida y la de sus mascotas gracias a personal de Bomberos de Hermosillo, quienes ingresaron al predio y lo sustrajeron junto con sus mascotas, mismas que no presentaron lesiones al igual que Carlos Armando.
Además de los animales, mencionó que trató de salvar algunas pertenencias, pero las llamas estaban tan fuertes que ya no lo dejaron y arrasaron con todo, incluyendo un dinero que tenía debajo del colchón y que utilizaría en comprar alimento.
MUY TRISTE
“Sentí mucha tristeza, la verdad, al ver que se quemaba la casa. Nosotros tenemos viviendo toda la vida aquí”, agregó, “desde que se fundó la colonia, esta casa era de mi mamá y ella me la dejó. Ahora ya no queda nada”.
Carlos y su esposa Perla Alejandra se quedaron con lo que llevaban puesto, pues las pocas prendas de vestir con la que contaban se calcinaron con las llamas, ya que en el lugar había bastante material inflamable, como cartón, y eso ayudó a que el fuego se propagara más rápido.