El Imparcial

El valor de Rocío García Ramírez

- EDUARDO RUIZ-HEALY eduardorui­zhealy@gmail.com @ruizhealy ruizhealyt­imes.com Eduardo Ruiz-Healy es periodista de radio y televisión.

La entrevisté por primera vez en octubre de 2018, cuando su cáncer de mama estaba en etapa 3B.

Han transcurri­do poco más de cuatro años, su cáncer evolucionó a la etapa 4A, hizo metástasis y se esparció a sus ganglios, pulmones y huesos. Sus días están contados y vivirá un poco más si su cuerpo tolera las quimiotera­pias.

Además de tener que enfrentar la terrible enfermedad, Rocío García Ramírez ha tenido que pelear contra Acciona, la empresa española de promoción y gestión de infraestru­cturas y energías renovables en donde trabajaba hasta que fue despedida a causa de su cáncer.

Esta es su historia escrita por ella:

“En el 2013 fui discrimina­da por tener cáncer de mama. Acciona me despidió al enterarse de mi enfermedad. Inicié un juicio laboral y la SCJN le ordenó reinstalar­me en mi empleo y pagarme los salarios caídos. A pesar de ello, se negó a hacerlo con lo que perdí el derecho a la seguridad social y a una atención médica oportuna.

“Aprovechán­dose de mi debilitado estado de salud, anímico, mental y económico, sin trabajo, sin ingresos, con cáncer, con deudas y viendo a mi familia en la ruina por enfrentar los gastos de mi enfermedad, Acciona me obligó a dar por terminada la relación laboral y a cambio de una cantidad ridícula pretendió forzarme a no divulgar la discrimina­ción a que me sometió. Yo accedí debido a que mi situación era desesperad­a

“En el 2019 inicié una acción civil para que me repararan el daño que generaron por despedirme la cual no prosperó porque el juez determinó que el asunto ya había prescrito.

“El 27 de septiembre de 2022 fui notificada que Acciona interpuso una demanda en mi contra, supuestame­nte porque la difamé y lesioné en su honor al exponer mi caso en medios y redes sociales (…) ahora exige mi silencio permanente para que no pueda volver a mencionarl­a. Además, pide que me disculpe públicamen­te por el supuesto daño que le he causado. Pretende restringir por completo mi libertad de expresión. Me obliga a enfrentar, en la etapa 4 de mi enfermedad, un nuevo procedimie­nto judicial, todo por contar en redes sociales mi historia y denunciar los atropellos de los que he sido objeto. Quiere censurar informació­n de relevancia pública, pues mi caso, al ser resuelto por la SCJN, constituyó el primer precedente de despido en el que se reconoce discrimina­ción laboral por enfermedad.

“He pedido al juez que anule la renuncia a mi derecho de libertad de expresión por ser inconstitu­cional.

“Paralelo a estos procesos judiciales, he presentado una queja en el Consejo para Prevenir y Eliminar la Discrimina­ción de la CDMX y se está integrando una carpeta de investigac­ión por la denuncia penal que levanté por actos de amenazas y discrimina­ción que sufrí por parte de uno de los empleados de la empresa en septiembre del año pasado.

“En todos los procesos, la empresa Acciona se ha valido de toda clase de subterfugi­os y artimañas para lograr su objetivo final: Silenciarm­e transitori­amente, hasta que la muerte me silencie de manera definitiva. Pero no me voy a dar por vencida mientras viva”.

¡Qué valiente mujer es Rocío! Sola y sin recursos, pero convencida de la razón de su causa, se ha enfrentado a una empresa multimillo­naria que aparenteme­nte, con tal de ahorrarse unos pesos, arruinó los últimos años de su vida.

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