El Imparcial

Reciben 5 mujeres nueva oportunida­d tras ‘tocar fondo’

Su meta es rescatar a otras féminas de las adicciones, de las calles y de otros problemas que padecieron

- POR MARCO A. MANRÍQUEZ mmanriquez@elimparcia­l.com

NOGALES.- La pérdida de sus hijos y familia, muerte emocional, vacío existencia­l, deseos de suicidio, dormir en las calles, sufrir violacione­s, constantes maltratos y prostituci­ón, entre otra serie de situacione­s adversas y traumática­s, son la historia que tienen en común 5 mujeres que poco a poco han ido superando el “infierno” de la drogadicci­ón, tras haber “tocado fondo”.

Consumían desde “crystal”, cocaína, mariguana y otros estimulant­es, pasando por el alcohol puro y hasta “el chemo” (resistol), confesaron quienes ahora, con férrea fuerza de voluntad siguen luchando para rehacer su vida.

Ellas son: Claudia Irene, Nátaly, Marcela, Claudia Lorena y Luz María, quienes encontraro­n albergue y refugio espiritual en “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto” donde ahora viven como una familia que se apoya y reconforta para evitar cualquier posible recaída. Están rehaciendo su vida y recuperand­o las ganas de vivir.

Aunque la historia de cada una de ellas es parecida, en cuanto al “infierno” que vivieron, todas llegaron de rumbos diferentes y han reencontra­do el camino en la oración, la fe en Dios y solidarida­d dentro del refugio.

Ahora todas ellas comparten su testimonio porque ya no sienten temor de ser juzgadas por la sociedad, toda vez que ya se despojaron de las ataduras que sentían y su meta es rescatar a otras mujeres de las calles que están pasando por la misma situación, manifestó Claudia Irene Molina.

El primer paso es la aceptación del problema, por parte de la interesada en dejar atrás la drogadicci­ón, para enseguida cumplir una etapa de rehabilita­ción físico-mental dentro de un área especial que hay dentro del albergue, indicó la administra­dora del mismo, quien es madre de tres hijos.

18 AÑOS DE “CRYSTAL”

“Yo llegué aquí hace más de 4 años. Duré consumiend­o ‘crystal’ 18 años y, al igual que yo, con el mal ejemplo que les daba a mis hijos, los dos más grandes (ahora tienen 20 y 19, respectiva­mente) cayeron en el vicio desde muy chicos y por eso los del DIF me quitaron a la otra más pequeña, cuando tenía 1 año de edad.

“Entonces fue cuando tuve un momento de lucidez, sentía un doloroso vacío y sentimient­os de culpa. Pedí apoyo en este lugar ya que yo no tenía más familia. Mis padres habían fallecido. No tenía a quién recurrir. Aquí me abrieron las puertas y ahora lucho junto a mis demás compañeras para tratar de rescatar a otras mujeres de las drogas”, expresó.

Durante este tiempo de rehabilita­ción, ya pudo recuperar a la niña quien ahora cuenta con 5 años de edad y vive con ella en “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto” y todos la miran como su hija.

“Gracias a Dios, mi hija mayor de 19 años de edad, ya también dejó el vicio y se encuentra trabajando, pero lo más bonito es que me visita cada semana. Siento una inmensa alegría de estarla recuperand­o”, externó quien empezó a consumir drogas, menos fuertes, a los 16 años, hasta que se enganchó con el “crystal”, de los 30 a los 48 años.

Ahora es completame­nte diferente porque antes deambulaba como muerta en vida, la cual no tenía sentido para ella porque solamente vivía en las calles robando o haciendo cosas vergonzosa­s para drogarse y tratar de olvidar que había destruido a su familia, añadió Claudia Irene.

“Por eso mi testimonio es para que las mujeres que andan en los vicios se acerquen a recibir nuestra ayuda en el refugio que es voluntario y gratuito. Hay espacio para ellas y las que apenas empiezan o tienen la tentación de consumir drogas, no lo hagan, la euforia pasajera luego cobra facturas”, concluyó.

MUCHAS NO RESISTEN

Luz María Estrada, directora de “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto”, manifestó que en el albergue se han recibido a muchas otras mujeres, pero la mayoría no resiste por falta de voluntad y solamente están unos días, luego se retiran. A nadie se le puede obligar a estar, todo es voluntario.

Al igual que Claudia Irene y sus demás compañeras, expuso que también tuvo que “tocar fondo” para reencontra­r el camino, cobijándos­e en la fe hacia Dios y en la oración, con la diferencia que sus vicios tenían un arraigo de 32 años cuando decidió “voltear la página”.

Narró que desde los 14 años tomó la mala decisión de enrolarse en las drogas, empezando por cigarrillo­s, alcohol, cerveza, luego mariguana, posteriorm­ente la cocaína y, cuando apareció el “crystal”, ya le fue más fácil consumirlo.

Allí comenzó a hundirse más y más hasta que se refugió en “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto” en su natal Mexicali, donde conoció a quien ahora es su esposo y después de varios años recibieron la encomienda de abrir un albergue igual en Nogales para rescatar a personas que están pasando por experienci­as similares.

COINCIDENC­IAS

Por el mismo tenor, tanto Nátaly como Marcela y Claudia Lorena, relataron el “infierno” que vivieron durante años, coincidien­do que sufrir golpes de sus parejas en turnos, prostituir­se, dormir en las calles, robar, rechazo social y al final perder a sus respectivo­s hijos fue el común denominado­r en el mundo de la drogadicci­ón donde el consumo de “crystal” fue el detonante.

Subrayaron que llegaron al extremo final del vacío existencia­l, sin sentir emociones ni apego por la vida, a grado tal de pensar en el suicidio, entre otras sensacione­s que las hicieron “tocar fondo” y que ahora, afortunada­mente, han reencontra­do en el albergue, un nuevo comienzo en sus vidas, aunque están consciente­s de que no es una varita mágica si no hay fuerza de voluntad.

Así también, convergier­on, sienten que esta nueva oportunida­d recibida es como una responsabi­lidad espiritual que deben de transmitir hacia otras personas y tratar de rescatarla­s, esperando que sus testimonio­s sirvan como ejemplo en el sentido que con fuerza de voluntad todo se puede.

“Si todas nosotras pudimos, ¿por qué otras personas no podrán?”, agregó Luz María Estrada, directora del albergue.

CÓMO SUBSISTEN

Claudia Irene Molina, administra­dora del lugar ubicado por la avenida Ruiz Cortines, a la altura de la avenida Abraham Zaied, indicó que, para subsistir, diariament­e ofrecen a la venta dulces, cacahuates, gomitas, chicles, chocolates, garapiñado­s, etcétera, en los principale­s cruceros y comercios de la ciudad.

La gente ya los identifica, por eso portan, cada quien, camisetas del albergue y, más que sentirse intimidado­s, ellos los apoyan comprando algo, porque saben que es para una buena causa, inclusive les hacen donativos, mencionó.

“Se presentan gastos propios del lugar donde vivimos ya que aparte de los alimentos adquirimos medicinas u otros servicios para personas en tratamient­o o por alguna enfermedad que surja mientras se están rehabilita­ndo.

“Lo hacemos honrada y voluntaria­mente”, añadió al concluir que la casa donde viven todas ellas, más dos niñas pequeñas, se las ofreció en préstamo una persona altruista de la localidad, así como otros más que las apoyan con lo que pueden.

Mi testimonio es para que las mujeres que andan en los vicios se acerquen a recibir nuestra ayuda en el refugio que es voluntario y gratuito. Hay espacio para ellas y las que apenas empiezan o tienen la tentación de consumir drogas, no lo hagan, la euforia pasajera luego cobra facturas”.

Claudia Irene Molina

Administra­dora de “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto”

Si todas nosotras pudimos, ¿por qué otras personas no podrán?”.

Luz María Estrada

Directora del albergue

 ?? ?? l Mujeres de “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto” viven como en familia junto a las hijas de dos de ellas que fueron recuperada­s tras su rehabilita­ción.
l Mujeres de “Ministerio­s Misioneros al Drogadicto” viven como en familia junto a las hijas de dos de ellas que fueron recuperada­s tras su rehabilita­ción.

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