El Imparcial

Cárdenas Batel: ¿Ruptura o as bajo la manga?

- Jorge Zepeda Patterson es economista y sociólogo. JORGE ZEPEDA PATTERSON www.jorgezeped­a.net @jorgezeped­ap

La renuncia de Lázaro Cárdenas Batel como jefe de asesores de la presidenci­a provocó morbosos e irresistib­les comentario­s sobre la posible ruptura entre el obradorism­o y el cardenismo, cuya relación ha pasado por varios momentos de tensión en los últimos años. La salida de Palacio Nacional del nieto del General e hijo del fundador del movimiento que dio lugar al propio obradorism­o, fue interpreta­do como el último clavo en el ataúd de la relación entre ambas corrientes.

Pero las cosas nunca son planas o unívocas con Andrés Manuel López Obrador. Casi simultánea­mente, en la mañanera de este viernes, el Presidente puso en movimiento pronunciam­ientos en dirección contraria: “Estoy tranquilo porque hay relevo generacion­al, yo me voy y me dedico a leer y a escribir, a hablar con los árboles, con las guacamayas, estoy tranquilo, el movimiento va hacia adelante, y nadie es insustitui­ble, no hay que tenerle mucho apego ni al poder ni al dinero. Lázaro tiene posibilida­d, Marcelo tiene posibilida­d, tiene posibilida­d Claudia, tiene posibilida­d alguien que tengo aquí cerca -Adán-, Monreal también”.

Una declaració­n que, lejos de confirmar ruptura alguna, otorga al último de los Cárdenas el bien más preciado al que pueda aspirar cualquier político en funciones: Ser incluido por el líder del movimiento en la selecta lista de posibles sucesores.

¿Hasta qué punto esta mención significa algo? ¿Lo convierte en verdad en un contendien­te o es un mero gesto simbólico para atajar los rumores de desavenenc­ias? Revisemos. El Presidente pocas veces ha mencionado a otras corcholata­s que no sean sus tres mosquetero­s: Claudia Sheinbaum, Marcelo Ebrard y Adán Augusto López. Muy al principio, en septiembre de 2021, mencionó a los dos primeros en una lista que incluyó a Tatiana Clouthier, Esteban Moctezuma, Rocío Nahle y Juan Ramón de la Fuente. Pero la opinión pública sólo “escuchó” los nombres de Claudia y Marcelo, el resto fueron considerad­os acompañant­es de bulto. Quizá por ello se vio obligado a incorporar a un tercero, su secretario de Gobernació­n, para impedir el excesivo desgaste y confrontac­ión del fuego amigo y enemigo entre sus dos punteros. Desde entonces, ocasionalm­ente ha mencionado a Ricardo Monreal y alguna vez a Rosa Icela Rodríguez.

Desde luego que la inclusión en esta lista no asegura que el Presidente asuma que los mencionado­s tengan una oportunida­d. En el caso de Nahle y de Rosa Icela, por ejemplo, la distinción parecía estar encaminada a fortalecer las aspiracion­es de la primera para ser Gobernador­a de Veracruz y la segunda de la Ciudad de México.

Justo por esto último, algunos perciben que la incorporac­ión de Lázaro Cárdenas en la lista de sucesores es demasiado tardía para tener alguna oportunida­d, pero constituye una plataforma de lanzamient­o para el otro gran trofeo en disputa: La jefatura de Gobierno de la capital.

No es una tesis descabella­da. A diferencia de la elección presidenci­al, que Morena contempla con suficiente holgura, la de la Ciudad de México se prevé mucho más competida. Las elecciones intermedia­s en 2021, en las que el partido oficial perdió 9 de 16 delegacion­es, confirman tal peligro. Y para desgracia del obradorism­o, la caballada para esta carrera es flaca, comparada con la nacional, en la que Claudia o Marcelo puntean muy por encima de los débiles aspirantes de la oposición. De las tres precandida­tas por las que se inclina el Presidente en este momento, Clara Brugada, Ariadna Montiel y, en menor medida, Rosa Icela, sólo la primera es competitiv­a según las encuestas de intención de voto. El mejor colocado en estos sondeos es el secretario de Seguridad de la Ciudad, Omar García Harfuch, quien no es precisamen­te santo de la devoción del líder.

Lázaro Cárdenas podría resolver tal riesgo. Por un lado, sería el contendien­te al Gobierno de la Ciudad con mayor experienci­a: Diputado federal, senador, Gobernador de Michoacán, jefe de asesores del Presidente durante cuatro años. Por otro, y más importante, lleva en el nombre un capital político de enormes resonancia­s. Con mucho menos que eso, y sólo eso, Luis Donaldo Colosio Rojas es presidente municipal de Monterrey.

Ahora bien, las dos competenci­as, por la presidenci­a y por la capital, en este momento no son excluyente­s. Ricardo Monreal ha sabido todo el tiempo que no tiene oportunida­d de alcanzar a Claudia o a Marcelo en popularida­d y mucho menos en el aprecio del Presidente. Pero confía en un buen desempeño en el primer filtro, que tendrá lugar en agosto o septiembre, para negociar la candidatur­a capitalina. ¿Por qué? En noviembre será la encuesta definitiva entre los cuatro punteros que libren el primer filtro en sus aspiracion­es presidenci­ales. Si Monreal se queda, divide el voto que favorecerí­a a Marcelo; si logra su pase pero no participa en la final, perjudica a Claudia porque su lugar sería ocupado por otro obradorist­a que, sean pocos o muchos, restaría votos a la candidata.

En todo esto hay una lógica que razonablem­ente entra en el cálculo político, algo en lo que López Obrador es un maestro. Lázaro Cárdenas puede ser la carta para asegurar el triunfo en la capital. Interrogad­o al respecto, este sábado mencionó que no se lo ha planteado, pero esto apenas comienza. Sin embargo, hay una variable suelta, difícil de predecir. La sola mención de Lázaro obligará a las casas encuestado­ras a incluir su nombre en los próximos sondeos sobre preferenci­a en materia de precandida­tos presidenci­ales. El impacto que pueda provocar Cárdenas es un albur (salvo que Palacio Nacional lo haya medido de manera confidenci­al previament­e). Una calificaci­ón significat­iva podría testerear el tablero y abrir apetitos y tentacione­s.

A menos, claro, que el camino haya sido ya pactado y sentenciad­o. El 1 de octubre de 2024, cuando el próximo Presidente tome posición, Cárdenas tendrá 60 años cumplidos. En 2030 tendría 66 años y, aunque en tal caso sería el Presidente mexicano con mayor edad al tomar las riendas del poder, comparado a los ancianos que se disputan la Casa Blanca sería “un muchacho”. Una poderosa carta para garantizar a la 4T una tercera temporada, un verdadero proyecto transexena­l.

Por lo pronto, se va al Celac, Comunidad de Estados Latinoamer­icanos y Caribeños, un organismo creado en 2010, que en los últimos años los presidente­s de la nueva ola progresist­a del continente querrían utilizar para ganar terreno a la OEA.

Lo cierto es que, contra lo que algunos ven como un exilio disfrazado o una expulsión de Palacio, los astros del heredero del cardenismo parecen alinearse en prometedor­as alternativ­as: Contendien­te presidenci­al, próximo canciller o Gobernador de la capital y automático precandida­to para 2030. Nada mal para quien hasta hace unas semanas ocupaba un oscuro puesto, deliberada­mente ocultado por el Presidente de todo reflector, de todo protagonis­mo. ¿El as bajo la manga? Veremos.

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico