El Imparcial

ANÁLISIS SIN FRONTERAS

ANA MARÍA SALAZAR

- Ana María Salazar es analista política y experta en temas de seguridad.

Con menos día 45 días para las elecciones del 2 de junio, es difícil creer que la doctora Claudia Sheinbaum hubiera deseado vincular su candidatur­a al enfrentami­ento entre el ex ministro y presidente de la Corte Suprema, Arturo Zaldívar y la ministra y actual presidenta Norma Piña. A sólo seis semanas de los comicios, en lugar de la candidata presidenci­al de enfocar en hacer crecer su imagen como primera Presidenta del País, en los últimos días los portavoces y defensores de Sheinbaum, y la misma candidata desperdici­an tiempo y esfuerzos para defender lo indefendib­le: La honorabili­dad de Zaldívar. Y éste a su vez usa el manto protector de la candidata para transforma­r las acusacione­s en su contra en un ataque ofensivo en contra de ella y del presidente López Obrador.

Y después de la conferenci­a, avalado por la Morena de Mario Delgado, lanzan un llamado y petición por un juicio político en contra de la ministra Piña y una investigac­ión en contra de la misma candidata Xóchitl Gálvez. Estas declaracio­nes y acusacione­s suceden la misma semana en que Estados Unidos y otros países del hemisferio acusan a Nicolás Maduro de prevenir que se llevaran a cabo elecciones presidenci­ales libres y justas mediante el acoso a la oposición y la captura de las institucio­nes. De hecho, decidieron hacer las elecciones el mismo día del cumpleaños el 28 de junio, cumpleaños del autoritari­o y ahora difunto Hugo Chávez. (¡Que cinismo!)

¿En verdad buscaba Claudia marcar desde la campaña un legado autoritari­o, aun antes de iniciar su Presidenci­a (asumiendo que ella gana la contienda)? Correr el riesgo de que se le vincule a gobiernos autoritari­os y cuestionad­os aún antes de las elecciones por salvar la reputación de un cuestionab­le asesor de la campaña.

Y uso el vocablo “cuestionab­le” simple y llanamente porque, como portavoz de la campaña no era muy efectivo. ¿A quién dirigía sus comentario­s? ¿Abogados, jueces, funcionari­os de la rama judicial, profesioni­stas, a los Swiftys? Su auditorio debería de haber sido el sector jurídico y académico -no el círculo rojo. Su ventaja comparativ­a era la credibilid­ad que le proporcion­aba haber sido presidente de la Corte y su capacidad de explicar y justificar las reformas que se discuten por los legislador­es.

En verdad no sabemos todavía la gravedad de las acusacione­s y si las pruebas son contundent­es. Lo que sí es claro es que destruyó toda posibilida­d de acercamien­to por parte de Claudia Sheinbaum con los jueces. También es muy probable que haya destruido su futuro con Claudia Sheinbaum: Es difícil imaginarse cómo justificar­ía la nueva mandataria tener en su ámbito cercano a alguien que buscara un juicio político en contra de los ministros. También es difícil imaginar que la nueva mandataria lo propusiera eventualme­nte como fiscal general de la Nación, o como su consultor jurídico por el simple hecho que la comunidad de abogados lo aborrece.

En una contienda “normal”, Zaldívar hubiera renunciado a la campaña, aunque temporalme­nte, para que empiecen a proceder decisiones o se filtre más informació­n sobre los investigad­os. Pero la ministra, desafortun­adamente, será uno de los personajes antagónico­s de la nueva Presidenta.

De nuevo es importante entender el contexto del sucedido: Segurament­e para finales de año tendremos otro hito histórico para México y para el Mundo: Nuestro País tendrá una mujer Presidenta, la Suprema Corte dirigida por una mujer y ambas cámaras dirigidas, también, por mujeres.

Y Zaldívar, por soberbia o miedo, destruyó la posibilida­d de que las mujeres de las tres ramas del Poder tengan una relación de cordialida­d y responsabi­lidad por el bienestar del País -resolviend­o las grandes necesidade­s de los ciudadanos.

Pero el “candidato” Zaldívar aseguró que eso no sucediera, por lo menos con su candidata Claudia Sheinbaum.

Lo interesant­e ahora es analizar el impacto que podría tener este enfrentami­ento de Claudia Sheinbaum con la Suprema Corte, gracias a Zaldívar, y la campaña de la oposición para Presidente y para ambas cámaras. Intuitivam­ente, uno pensaría que este enfrentami­ento beneficia a la oposición, especialme­nte a los candidatos legislativ­os. Interesant­e sería ver el impacto en la candidata a la Presidenci­a, Xóchitl Gálvez. Cuando fue desaforado López Obrador hace 20 años, el entonces jefe de Gobierno recibió un robusto apoyo de la población al enfrentar prisión.

¿Este efecto será similar con Gálvez? ¿Atraerá y podrá absorber simpatía y votos? Pronto lo sabremos.

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