LAS TRES PREGUNTAS CLAVE DEL CASO COLOSIO
A30 años del asesinato del candidato presidencial del PRI, Luis Donaldo Colosio Murrieta, como en el caso de John F. Kennedy muchos años antes, persisten las dudas y las interrogantes: ¿por qué lo mataron? ¿quién se benefició? y ¿quién tenía el poder para encubrirlo?
Estas mismas preguntas la hace un agente de la CIA en la película de Oliver Stone JFK: caso abierto, que como en el caso de Luis Donaldo Colosio, a 30 años de su asesinato solo están claras las inconsistencias en la investigación del asesinato y lo dicho por el presidente Andrés Manuel López Obrador: el magnicidio de Luis Donaldo Colosio Murrieta, “se trata de un crimen de Estado”.
Así lo confirmó la Fiscalía General de la República (FGR), tras señalar que hubo un segundo tirador en el homicidio del candidato presidencial Luis Donaldo Colosio asesinado en Lomas Taurinas el 23 de marzo de 1994. Su nombre es Jorge Sánchez Ortega, agente del CISEN asignado a cubrir al candidato presidencial, y quien fue liberado en aquellos momentos, en un evidente encubrimiento delictivo en el que estuvo vinculado directamente Genaro García Luna, quien era Subdirector Operativo en el propio CISEN y quien lo rescató en Tijuana.
Las pruebas presentadas por la FGR en contra de Jorge Antonio “S”, demuestran su presencia en el lugar del homicidio, en el mismo momento del crimen, cuando hubo una diferencia de segundos entre ambos disparos.
Todas las pruebas aportadas por la FGR, y en especial las de análisis de sangre demuestran que en la ropa de dicho acusado se encontró el tipo de sangre de la víctima.
Las pruebas de rodizonato señalan que el acusado, en ese lapso, disparó un arma, y ninguna de las pruebas de descargo lo han podido favorecer.
A 30 años del asesinato y después de cuatro fiscales en el caso Colosio que sólo dejaron ver la ola de violencia, corrupción, mentiras y encubrimientos, por fin se da a conocer que fue un crimen de Estado.