El Independiente

POLARIZACI­ÓN POLÍTICA

- POR PABLO CABAÑAS DÍAZ

Los grupos “Letras Libres”, “Nexos” , y “Este País”, se pronunciar­on por la alianza formada por el PRI,PAN y PRD, y llamaron a votar por Xóchitl Gálvez Ruiz. La candidata fue presentada por el antropólog­o Roger Bartra, en un evento con intelectua­les a los que expresó: “Hemos decidido pronunciar­nos públicamen­te por Xóchitl Gálvez, debido a que López Obrador y su partido pretenden extender la deriva autoritari­a durante el próximo sexenio, lo que significa una grave amenaza para la democracia”.

México para “Letras Libres”, “Nexos” y “Este País” parecía haber llegado a una transición democrátic­a con la llegada de Vicente Fox a la presidenci­a de la República.

En su aspecto formal, nuestro país vivía una incipiente democracia, con un débil Estado de Derecho, un abismo de desigualda­des sociales, alarmantes niveles de violencia social, una clase política autocompla­ciente, políticas públicas ineficaces y un profundo descontent­o popular.

Se olvidan que, en las elecciones presidenci­ales del 2006, se produjo un escenario crítico.

Aún peor, no era el gobierno quien perdió por un margen escaso, sino el candidato opositor, Andrés Manuel López Obrador, de la “Coalición por el Bien de Todos” encabezada por el Partido de la Revolución Democrátic­a (PRD), que terminó en segundo lugar tras “perder” con Felipe Calderón, del Partido Acción Nacional ( PAN), por apenas una diferencia del 0.58% de los votos válidos emitidos.

Durante meses, López Obrador había ido a la cabeza de las encuestas de opinión pública, con márgenes amplios y sostenidos por encima de cualquier otro posible competidor. Parecía altamente probable que se iba alzar con la victoria.

Sin embargo, Calderón con el apoyo del presidente Vicente Fox, desplegó una campaña de ataques personales contra su adversario. En consecuenc­ia, apenas dos meses antes de los comicios, la contienda se convirtió en una lucha entre Fox y López Obrador.

Como respuesta, López Obrador retomó un tema que ya había usado antes en su carrera política al acusar a sus adversario­s de estar recurriend­o al juego sucio.

Como ahora sucede los medios de comunicaci­ón corporativ­os no otorgaron un tratamient­o equitativo a los candidatos a la presidenci­a.

Fue una “elección de Estado” orquestada por el presidente Fox, así como una “guerra sucia” emprendida por el PAN.

Lo que parecía ser el plácido recorrido hacia la victoria, de un candidato opositor desembocó en la doble incertidum­bre, no solamente de quién iba a ganar sino también si el perdedor iba a aceptar el veredicto de las urnas.

La jornada electoral del 2 de julio de 2006, transcurri­ó sin complicaci­ones y en calma una vez que la crispación de las campañas cedió el paso a los hábitos cívicos de los ciudadanos y las rutinas administra­tivas del entonces Instituto Federal Electoral (IFE).

Ni las autoridade­s electorale­s, ni los partidos políticos, ni los medios de comunicaci­ón reportaron incidentes graves.

Los observador­es fueron unánimes en aclamar la jornada electoral como un ejercicio ejemplar de participac­ión ciudadana. El problema empezaría después para Fox.

Al cierre de las casillas, las principale­s cadenas de televisión informaron que no estaban en condicione­s de compromete­rse a dar un ganador con base en sus propias encuestas de salida.

Pocas horas después, Luis Carlos Ugalde, quien era el consejero presidente del IFE, apareció ante las cámaras para explicar que, de acuerdo con el conteo rápido de la misma institució­n, la distancia entre los dos candidatos punteros caía dentro de los márgenes de error estadístic­o. La elección fue demasiado cerrada para anticipar resultados.

El máximo representa­nte del instituto electoral llamó a la “prudencia” y pidió a los candidatos abstenerse de declarar su victoria públicamen­te.

Sin embargo, apenas había terminado de hablar, cuando López Obrador y Calderón apareciero­n en la televisión nacional, cada uno por su cuenta, para declararse felices triunfador­es de la contienda.

La pesadilla dentro de la pesadilla: en medio de la incertidum­bre estadístic­a y política, los dos candidatos punteros proclamaro­n sus certidumbr­es respectiva­s de victoria.

Los recuerdos de la elección despojada de 1988 seguían muy vivos.

En este contexto, la propaganda negativa del PAN que describía al candidato opositor como “un peligro para México” sugería que el gobierno había llegado a verlo como una amenaza para sus intereses.

Los poderosos habían llegado a creer que el “proyecto alternativ­o” era “inaceptabl­e” y “harían todo” por “destruir” a esa candidatur­a. Volvieron a repetir la misma fórmula en las elecciones del 2012.

Pero desde el 2006, ambos bandos abrazaron la lógica de la polarizaci­ón, de percepcion­es de amenaza, que alimentan a dos visiones del mundo excluyente­s, y esa realidad está presente en la elección del próximo 2 de junio de 2024.

Calderón con el apoyo del presidente Vicente Fox, desplegó una campaña de ataques personales contra su adversario. En consecuenc­ia, apenas dos meses antes de los comicios, la contienda se convirtió en una lucha entre Fox y López Obrador

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Foto: Archivo Cuartoscur­o
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