LA REVOLUCIÓN DE ANSELMI CONTRA EL IMPERIO ÁGUILA
Las enchiladas andaban frías, pero la plática ardía en el cabildeo. A finales de diciembre, Cruz Azul invitó a un grupo de comunicadores a un desayuno para presentar, en ‘petit comité’, el proyecto del director deportivo Iván Alonso.
La llegada de este se daba en plena polémica por su contratación, en agosto, debido a su salida del Pachuca, equipo en el cual sus dueños señalaron problemas administrativos con él.
En contraparte, el séquito del ejecutivo uruguayo afirmaba que el trato de los hidalguenses sobrepasaba los límites de la moral.
Intercambio bélico sin acusaciones claras ni demandas de por medio, pero con mucha prensa aliada a la directiva anterior que golpeteaba con difamaciones propias de su estilo y escuela. Los ‘Billy Boys’.
Semanas antes del título del América, Alonso, quien fue el único candidato a su puesto que presentó un proyecto en forma, trabajaba ya en la confección del plantel y para ello necesitaba empezar con el entrenador luego de que el club terminara entre los tres peores del Apertura ‘23.
Según reportes, querían a Guillermo Almada, de los Tuzos. No se dio, pero ya tenía seguimiento sobre un joven argentino graduado de periodista.
Su nombre: Martín Anselmi. Ganador de cuatro torneos distintos con el club ecuatoriano Independiente del Valle.
El reportero de ESPN, Omar Flores, reportó que Alonso acordó una videoconferencia: “En el
Zoom de Anselmi con la directiva de Cruz Azul, el entrenador argentino presumió su estilo de juego, habló de cómo lo podría implementar con la plantilla y hasta puso condiciones”.
Alonso lo trajo y armó un equipo para competir: fichó al delantero uruguayo Gabriel “El Toro” Fernández, que a pesar de lesionarse, venía de clavar siete tantos de liga con Pumas; al centrocampista albiceleste Lorenzo Favarelli, campeón en su país, Chile y Ecuador; al lateral izquierdo Gonzalo Piovi, procedente de Racing de Avellaneda; al portero colombiano Kevin Mier, campeón con Atlético Nacional; al lateral charrúa del Bahía de Brasil, Camilo Cándido; y al portero de 19 años, Luis Jiménez, del Necaxa.
El entrenador argentino construyó flexibilidad táctica y estratégica: usa línea de tres, de cuatro y de cinco, con el mediocampista Erik Lira o con el central Carlos Salcedo, a quien revivió; sale con balón dominado, de forma mixta o en juego directo; ataca con posesión y combinación o con centros y disparos de media y larga distancia; utilizó un centro delantero o dos; y recreó las funciones de un extremo como Uriel Antuna, quien metió ocho goles en fase regular.
Seis meses después obtuvo el segundo lugar general y a partir de hoy disputa la final del Clausura ‘24 contra el actual monarca y líder del certamen: América. El máximo ganador de Liga, Copa y Concacaf. En cuatro finales, las Águilas han humillado en tres a los cementeros.
Salvo la de 1972, que los celestes ganaron, los azulcremas se impusieron en el ‘89, en la icónica del ‘13 y en el ‘18.
Seis meses después obtuvo el segundo lugar general y a partir de hoy disputa la final del Clausura ‘24 contra el actual monarca y líder del certamen: América. El máximo ganador de Liga, Copa y Concacaf. En cuatro finales, las Águilas han humillado en tres a los cementeros
Este torneo, el cuadro de Coapa se impuso 1-0, pero por poco y golea a los de la Noria con peligrosas transiciones de contra golpe.
De hecho, le anularon cuatro goles, uno de mala manera. Sí: Cruz Azul no parte como favorito. “Es un partido de futbol.
Hay un gran rival en frente al que le queremos ganar y vamos a ir a encontrar eso”, dijo Anselmi a la prensa.
“Después, todo eso que nos dan las estadísticas… no podemos vivir del pasado. Es el actual campeón, tenemos el rival más duro que nos podía tocar”.
Al igual que el argentino, André Jardine no jugó en primera división.
Trabajó en las inferiores de distintos clubes brasileños y llevó a la ‘Verde Amarelha’ a la conquista del oro en Juegos Olímpicos en 2021.
El timonel llegó a San Luis y de ahí pasó a las Águilas.
Le cambió la cara al estilo de juego azulcrema: sin perder agresividad, incrementó más la posesión y las salidas con balón controlado para las transiciones defensa-ataque.
Con el ‘Tano’ Ortiz se trasladaba la pelota con mayor velocidad y de manera más vertical.
“No soy yo quien llegó aquí y construyó algo”, mencionó en su momento el brasileño. “Ya tenía muchas cosas grandes construidas. Llegamos aquí para sumar a un grupo que ya estaba haciendo mucho por merecer.
Es lindo ver el torneo que hicimos y conseguir al final el resultado”.
Además del título, las Águilas figuraron en el Apertura ‘23 como punteros de la fase regular con 40 unidades, generadas por 12 victorias, cuatro empates y solo una derrota.
Metieron más goles en dicho lapso que ningún otro equipo con 37 y nadie recibió menos tantos con 14.
Su poderío llegó a tal límite que tres de sus jugadores alcanzaron, durante el certamen anterior, el doble dígito en G+A’s (goles más asistencias): Julián Quiñones (15), Henry Martín (13) y Diego Valdés (10).
Se la jugó por Fidalgo y Dos Santos en la media para sentar a un referente como Sánchez.
Se las ingenió para solventar las ausencias y lesiones en su momento de distintos jugadores de ofensiva como Henry y Diego Valdés.
Se arriesgó al poner a un muchacho como Ramón Juárez al lado de Lichnovsky en la central y terminó por abrir a la banda a Quiñones y sentar al lateral Kevin Álvarez por el veterano Miguel Layún.
Para este campeonato repitió el liderato, aunque existieron turbulencias: la eliminación en semifinales de la Concachampions y un cierre atribulado.
Dependieron más del mejor portero de la Liga, Luis Ángel Malagón. Y rotó más el plantel.
El camino arrancó bien al obtener tres victorias en las primeras fechas del Clausura 2024 con alineaciones “A”, “B” y “C”.
Pero las cosas se complicaron después con empates frente a Necaxa, Monterrey y una derrota en la ida de la primera ronda de la Copa de Campeones de la Concacaf, ante el Real Estelí de Nicaragua, 2-1.
Una crisis para los estándares del Sagrado Americanismo, el único ente exigente de nuestro balompié.
Si bien el mal sabor se disipó un poco con el triunfo frente a León y la eliminación del equipo centroamericano, en el torneo de la confederación; el traspié con Pachuca, en la misma, encendió las alarmas.
Las mesas de análisis y los aficionados empezaron a inquirir: ¿Hizo bien el DT André Jardine en darle vacaciones a sus titulares tras conquistar la ‘14’? ¿Qué pasa con los goleadores Henry Martín y Julián Quiñones? ¿Acaso se trata de “campeonitis”?
Todo eso se disipó al sacar a los Tuzos y Chivas en liguilla para ascender a la final, una que estará más ardiente que aquellas frías enchiladas.