NADA ES PARA SIEMPRE
El mundo de la moda popularmente se nos ha presentado como un universo paralelo a la realidad, una especie de club privado para “privilegiados” que viven una vida fantástica repleta de glamour, drama, belleza y placer. Una noción que ha sido impulsada por los medios de comunicación con películas como El diablo viste a la moda, Zoolander, Prêt-à-porter, etc. Una interminable lista de clichés que hasta la fecha siguen seduciendo al público al mostrar una cara de esta industria que si bien a mediados del siglo XX tuvo una época de gloria llena de excesos, la realidad presente es diametralmente opuesta. Hoy ante un mundo convulsionado por la crisis sanitaria y económica, millones de profesionales del sector de la moda y el lujo luchan por sobrevivir y sacar a flote miles de compañías que por décadas nos han hecho soñar a través de una narrativa en donde el deseo y la aspiración por la belleza han generado miles de millones de dólares. Quizás sea por esta razón que el reciente lanzamiento del libro The Chiffon Trenches (Las Trincheras del Chifón), que recapitula las memorias de André Leon Talley, uno de los personajes que por más de 40 años definió el rumbo de la moda internacional, no sólo sea motivo de expectativa y polémica debido a que revela la cruda verdad más allá de la fantasía. Un libro que sirve como testimonio histórico de la evolución de la industria de la moda en los últimos 50 años. Seguramente el nombre de André Leon Talley no sea familiar ni mucho menos tan atractivo como el de Anna Wintour (su jefa en Vogue USA y amiga íntima hasta hace algunos años) o Karl Lagerfeld (también una amistad que tuvo fecha de caducidad); sin embargo con este libro Leon Talley abre las puertas a temas tan escabrosos y reales no sólo de la moda sino de la sociedad -aún en la actualidad- como lo son el racismo, la discriminación por motivos como el peso, la edad ( ageism) y la orientación sexual. La increíble historia del primer hombre afroamericano que logró salir de la pobreza y ocupar los más altos puestos de poder en la moda y el Jet set internacional, gracias a su trabajo, disciplina, tenacidad y un extraordinario conocimiento y pasión por la moda. Un individuo sumamente complejo y excéntrico, máximo representante de la opulencia y petulancia de la época, comportamiento que venía respaldado por una sabiduría que hasta la fecha pocos pueden presumir. Director Creativo de Vogue USA por décadas, periodista y colaborador de revistas como Interview, Vanity Fair, WWD y Número; amigo de figuras como Andy Warhol, Diana Vreeland, Bianca Jagger, Yves Saint Laurent, Carolina Herrera y por supuesto su jefa y aliada por muchos años, Anna Wintour. Hoy a sus 70 años, con una situación económica poco favorecedora y lejos del protagonismo que por años ocupó, André Leon Talley ha vivido muchas vidas, ha gozado del éxito y el poder, además posee el más grande tesoro que es un cúmulo de experiencias que hoy comparte en sus memorias. Como la ley de la vida dicta, el tiempo puede ser cruel pero también es sabio. Así, hoy André cuenta como la gran mayoría de quienes fueran sus amigos y colegas le han dado la espalda al considerarlo un personaje viejo y obsoleto en una industria que constantemente busca la novedad. Quizás sean sus declaraciones respecto al trato que recibió de Anna Wintour las más polémicas y sorprendentes al declarar “es inmune a todo aquel que no sea gente famosa y poderosa. Ha forjado sus amistades de la gente más importante en cada uno de los campos, esos son sus amigos, y yo ya no tengo valor para ella. Me encantaría que me dijera algo humano y sincero. Tengo grandes cicatrices emocionales y psicológicas de mi relación con esta mujer tan imponente e influyente”. Como toda historia, siempre hay dos versiones y cada quien vive y siente desde su trinchera. Una cosa es verdad, el tiempo a todos nos pasa factura, y la manera en que uno escala la pirámide del éxito es igual de importante que la manera en que uno la baja. Porque nada dura para siempre y lo que se siembra se cosecha. La fantasía siempre debe de vivirse y celebrarse teniendo los dos pies bien plantados sobre la tierra. La moda sí es un sueño, pero como en todo sueño siempre hay un despertar.