RETROCESO EN EL TIEMPO
La ingeniera también “retrocederá en el tiempo” con la ayuda de especialistas e historiadores. Recreará el interior y el exterior de la catedral y deducirá “los ambientes sonoros de Notre Dame en una época determinada”.
“El órgano tiene que encontrar su esencia sonora”, explica Pardoen a título de ejemplo. Un trabajo minucioso ya que la ubicación y el tamaño de las capillas han cambiado, los pasillos se han desplazado, las cornisas y el mobiliario han sido modificados. Incluso el tejido urbano de hoy es completamente diferente. El atrio, por ejemplo, era mucho más pequeño. “Todo ello repercute directamente en lo que se oye”, indica Pardoen.
Luego, utilizando un modelo virtual, los dos especialistas podrán calcular cómo cubrir los agujeros, orientando en particular a las canteras donde se recogerán las piedras destinadas a la reconstrucción de la bóveda. “Cuando sepamos quién ganó las diferentes licitaciones iremos a ver a los artesanos seleccionados. También verificaremos cada trabajo validado, ya sea en la bóveda o en cualquier otra parte, para readaptar el modelo si fuese necesario y decir qué puede ir dónde”, continúa.
Los expertos en sonido harán “recomendaciones”, aunque la elección final no dependerá de ellos. “El científico no tiene control sobre la política”, comenta. Mylène Pardoen cree que podrá comenzar a hacer mediciones en la catedral entre finales de octubre y principios de noviembre. Hasta entonces, tendrá que encontrar la financiación necesaria, sobre todo para el material que no podrá salir de la catedral porque se “contaminaría”.
“No hay vínculo entre el dinero que ha sido donado y nuestros trabajos”, asegura. Lo que es seguro es que ella y su equipo harán todo lo posible para que los sonidos recuperen su particularidad anterior al desastre. Especialmente para los coros y el órgano. “El instrumento se construyó casi a medida, para una acústica determinada. Se trata de nuestro patrimonio musical”, concluye la especialista.