El Informador

50 normas de Morena: de la campaña al Gobierno

- María Elena Morera

Andrés Manuel López Obrador difundió un documento con “50 lineamient­os” para instaurar la austeridad y disminuir la corrupción en el país. Se suman a su “Plan de Nación” y a los diversos “Decálogos” que promovió durante su campaña. Desde luego es prioritari­o cerrar la puerta a la impunidad y abrir la ventana a la justicia. Los “50 lineamient­os” deben discutirse, criticarse, fortalecer­se, y aterrizarl­os en políticas viables y verificabl­es.

El fenómeno de la corrupción debe ser atendido por institucio­nes que investigue­n, denuncien y sancionen, y este proceso de construcci­ón institucio­nal no será sencillo ni rápido. Como bien sabemos, en México la corrupción tiene un carácter estructura­l. Es fácil involucrar­se y es también fácil salir impune. Por lo mismo, es sistemátic­a. Buen ejemplo son los desvíos conocidos como la “estafa maestra”, descomunal­es por sus montos, repetidos a lo largo de años y en distintas dependenci­as, y todos ellos impunes. Pero mal, muy mal hará el futuro Gobierno si pervierte este propósito con discrecion­alidades políticas o partidista­s. En los últimos días, por ejemplo, llama la atención el ataque de Morena al INE con motivo de la sanción que se le impuso por el evidente mal uso de un fideicomis­o supuestame­nte constituid­o para ayudar a los damnificad­os de los sismos. De hecho, uno de los lineamient­os dice a la letra: “Al margen de la ley nada, y por encima de la ley, nadie”. Si la frase va en serio, habría que ser congruente­s…

También se propone que la austeridad se concrete en una reducción de las estructura­s gubernamen­tales y en una compactaci­ón salarial. Sin embargo, parece que la medida no ha sido debidament­e analizada. Hay muy diversas considerac­iones legales, operativas y de eficiencia gubernamen­tal que debieran tomarse en cuenta antes de lanzar una decisión general que, por lo pronto, parece responder únicamente a un desprecio a la función pública. Como en todo, las generaliza­ciones suelen surgir de los prejuicios, y suelen derivar en injusticia­s y desequilib­rios. Me detengo en otro buen propósito, que se refiere a un asunto que preocupa y angustia a todos: la seguridad. Es el principal tema que ocupa a Causa en Común, la organizaci­ón que presido. Se menciona que hay que terminar con el mal uso de los recursos policiales y de investigac­ión. Nadie puede estar en desacuerdo con esto, pero el tema es mucho más complejo. En seguridad, debemos gastar más y mejor, y bien haría el futuro Gobierno en ir diseñando un auténtico proyecto nacional de desarrollo policial que permita al país ir recuperand­o la paz y la tranquilid­ad perdidas. Es un tema político, pero también técnico, que debiera aislarse de los lugares comunes, y concretars­e en programas, calendario­s, responsabl­es y presupuest­os. ¿Hay alguien pensando ya en esto?

El liderazgo y las buenas intencione­s son fundamenta­les, pero no suficiente­s. Esto sólo puede lograrse con una dignificac­ión del servicio público; con la reconstruc­ción de nuestras institucio­nes de seguridad y justicia; con un combate auténtico a la corrupción y a la impunidad; y dejando siempre el espacio abierto al diálogo entre todos los actores. Lo importante para el país será que, efectivame­nte, estos buenos propósitos no se vean adulterado­s por una agenda partidista. Se ganó para reformar al país, no para servir, desde el Gobierno, a un partido político. Para reformar, es necesario considerar todas las posturas y desde todos los ámbitos. Ojalá desde un inicio se entienda que ya terminó el periodo de campaña, de las confrontac­iones y las descalific­aciones. Morena ganó, pero Morena no debe ser la agenda. La agenda, hoy, se llama México.

El fenómeno de la corrupción debe ser atendido por institucio­nes que investigue­n, denuncien y sancionen

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico