FILOSOFÍA COTIDIANA
Los 90 de don Arnulfo
El tema de hoy amerita un prolegómeno. El pasado jueves 19 del mes en curso, al abrir la agenda electrónica para planear el día, me encontré con un dato curioso, que entre los demás anotados, llamó especialmente mi atención… un aniversario, referido al 19 de julio de 1928. Los dos buenos amigos, relacionados con el instituto al que habré de referirme, ya son maduros, pero aún no llegan a tanto; la honorable institución –por ellos fundada– es obviamente, como quien dice, actual. El cumpleaños de uno es en abril, y el otro –ávido comunicador– siempre nos recuerda, con la debida antelación, que el suyo es en enero.
Dispuesto a no dejar en pausa mi curiosidad, me comuniqué telefónicamente con Jasso, y tras los saludos de costumbre y la sorpresa por mi llamada, me ratificó que celebrábamos nueve décadas del natalicio de don Arnulfo Villaseñor Saavedra; en su tiempo, dilecto e inolvidable alcalde de la Perla Tapatía. Sin duda, uno de los mejores y más eficientes, que la gran urbe ha tenido.
Al colgar el teléfono, tras los comentarios rojinegros de rigor, y los saludos para Eugenio y don José Rosario; vino a mi mente, aquel primer pensamiento que me atrapó hace unos días, al estrenar un software que me obsequiaron para mi tableta, y que sirve para armar coloridos rompecabezas, de hermosos paisajes, obras arquitectónicas
o cuadros famosos. Al estar armando –como quien dice, el de prueba– en lo primero que pensé, fue en aquella excelente semblanza de don Arnulfo, con la cual Eugenio Ruiz Orozco, nos cautivó –hará una docena de años– en el auditorio Cristóbal de Oñate, de la Cámara de Comercio de Guadalajara.
Conferencia magistral, acuciosamente preparada por el digno alumno de su maestro, como él mismo le define, de entrada; además de otra decena de visiones o enfoques, con los cuales describe a tan admirable y multifacético personaje. Una de ellas, en particular, me lo grabó de manera perenne en la memoria: don Arnulfo, el “armador de rompecabezas”… “Y ¿qué es la sociedad sino un gran rompecabezas?... Paciencia, perseverancia, capacidad de abstracción y de síntesis, liderazgo y amor –entre otros componentes– se reclaman del servidor público. Por eso, no cualquiera puede ser político. Sí, sin duda, los tiempos actuales lo demuestran, cualquiera puede ocupar el asiento de la silla; pero gobernar, conducir, llevar a, lograr la justicia social, el bien común o trascender –en el mejor de los sentidos– es privilegio de unos cuantos. Dentro de ellos, don Arnulfo, tiene un sitio entre los mejores”.
El mejor testimonio de su trascendencia y vocación de servicio, es la obra de mayor inversión en su período gubernamental; de la cual, Eugenio resalta con cabal conocimiento de causa: “…los recursos que aplicó, no provinieron de empréstito alguno, fueron propios del Ayuntamiento de esta muy noble y leal ciudad. ¿Sería que tenía la habilidad de multiplicar los peces?”
En su memoria fundaron el Instituto Cultural Arnulfo Villaseñor Saavedra, que preside Eugenio y dirige Herminio; creado con la intención de acercar a los jóvenes a las mejores causas y ejemplos de nuestra sociedad, así como al conocimiento de los personajes que –como el propio don Arnulfo– se han distinguido en la vida pública de nuestro país.
A nueve décadas de su natalicio, recordemos que hay tantas cosas para contar y tantas charlas por desempolvar… Bien vale la pena –buen par de amigos, emprendedores como el que más– acosen a don José Rosario, con esa tenacidad que les distingue, para que escriba sus memorias, de similar cifra de tiempo (en verso, prosa u homilía; vendría siendo lo de menos). Que simplemente cumpla, con oficio tan divino; para lo cual –nos consta– oficio es lo que le sobra…