María Palomar La lotería del patrimonio
Desde hace un cuarto de siglo, en Gran Bretaña, un 22% del precio de cada billete de lotería se dedica a financiar las artes, el patrimonio, el deporte de alto nivel y las obras asistenciales (gracias a eso, por ejemplo, se renovaron y ampliaron el Museo Británico y el Royal Albert Hall). Ahora, el gobierno francés acaba de anunciar, en esa misma línea de mecenazgo popular, dos tipos de juegos de azar con el fin específico de salvar el patrimonio inmobiliario deteriorado o en riesgo de desaparición.
El Parlamento aprobó a finales de 2017 una enmienda de la Ley de Finanzas titulada “lotería patrimonial”, a iniciativa de la Ministra de Cultura, Françoise Nyssen. El equivalente francés de la Lotería Nacional, La Française des Jeux, llevará a cabo un sorteo especial para marcar las Jornadas Europeas del Patrimonio, que se celebran el 15 y 16 de septiembre. El costo del “cachito” será de tres euros. Además se venderán, a 15 euros, 12 millones de boletos de los que se rascan con una moneda y que llevarán la imagen de los distintos monumentos que serán restaurados. El sorteo repartirá 13 millones de euros, y con los boletos de rascar se pueden ganar hasta millón y medio, con una posibilidad sobre tres de llevarse cuando menos un reintegro.
El Presidente Macron anunció la iniciativa de manera oficial a finales de mayo. En el Elíseo, junto con la Ministra, recibió a numerosos funcionarios, representantes de instituciones culturales y ciudadanos de a pie, ante quienes recalcó que “el patrimonio es una causa nacional”, y que “cuando se habla de patrimonio se habla de la identidad” de Francia.
El Ministerio de Cultura calcula que las ganancias serán de entre 15 y 20 millones de euros, que irán a un fondo especial llamado “Patrimonio en peligro”, bajo el control de la Fundación del Patrimonio Nacional. Para este primer año se seleccionaron (entre 251 propuestas, recibidas de todo tipo de organizaciones y personas, calificadas como “proyectos prioritarios”) 18 monumentos, bajo los siguientes criterios: el interés patrimonial y cultural, la urgencia de su restauración, la distribución geográfica (hay varios en los territorios de ultramar) y la derrama económica esperada, sobre todo para el desarrollo del turismo local. Entre las obras elegidas, de propiedad pública o privada, hay puentes, conventos, castillos, hospitales antiguos, una rotonda de ferrocarril, iglesias, teatros y también casas-museos, como la de Pierre Loti.
El producto de los juegos servirá para echar a andar las obras de restauración. Los 18 proyectos seleccionados recibirán de inmediato de la Fundación del Patrimonio un monto que permita arrancar las primeras etapas, y a los otros más de 200 proyectos se les destinarán cantidades en función de las ganancias obtenidas. Sin embargo, los requerimientos totales representarían unos 54 millones de euros, por lo cual se intenta también movilizar, con medidas fiscales favorables, el financiamiento participativo de la sociedad civil y el mecenazgo de las empresas.
No estaría de más que se tomara en cuenta esta iniciativa, por ejemplo para contribuir a los gastos de reconstrucción de los cientos de edificios patrimoniales dañados en la República mexicana a raíz de los terremotos...