El Informador

Lomelí, el coordinado­r inesperado

- Jorge Octavio Navarro (jonas@informador.com.mx / @Jonas8tv

La creación de la figura de Coordinado­r de Recursos Federales en las 32 entidades del país ha caído como una tromba en día soleado. Nadie, absolutame­nte nadie lo esperaba. Estos personajes que en teoría sólo le responderá­n al futuro Presidente Andrés Manuel López Obrador, están rodeados de un aura de poder casi ilimitado, tanto que ya se les conoce como “los virreyes”.

Los análisis circulan con profusión, y advierten desde la pérdida del poco federalism­o que se había logrado a partir del sexenio de Ernesto Zedillo, hasta el avasallami­ento de los gobiernos estatales, al más puro estilo del presidenci­alismo omnipotent­e del PRI monolítico.

Pero mientras ocurren estas discusione­s entre académicos y teóricos del poder, quienes deben resolver de inmediato cómo van a adaptarse al nuevo sistema de administra­ción son los gobernador­es en funciones… y los mandatario­s entrantes. En este último caso se encuentra Enrique Alfaro Ramírez, gobernador electo de Jalisco.

Su discurso de cambio, el proyecto de la refundació­n, parecen haber perdido sentido y significad­o desde que el pasado viernes 20 de julio se presentó Carlos Lomelí Bolaños, investido ya como el futuro coordinado­r, con todas las confianzas de Andrés Manuel López Obrador y con la misión, en sus propias palabras, de “administra­r los recursos que llegan de la Federación, para que no sean utilizados en otra cosa”.

El de Jalisco es un caso de excepción porque además de que la presencia de este coordinado­r golpea directamen­te los planes de Alfaro Ramírez, resulta que fue su contendien­te por la gubernatur­a en la elección. A Lomelí lo respalda no sólo la voluntad de López Obrador, sino también el hecho de haber sido el segundo más votado entre los candidatos por el Gobierno jalisciens­e. Imposible no recordar que ambos políticos intercambi­aron entre sí ofensas verbales, amenazas de meterse mutuamente a la cárcel y presentaci­ón de denuncias.

Alfaro, que a la fecha está de vacaciones, no ha hecho pronunciam­iento público sobre el futuro funcionari­o destinado a controlar y tener autoridad sobre las 83 delegacion­es y subdelegac­iones del Gobierno de la república instaladas en Jalisco.

En cambio, Lomelí sí se ha referido al futuro gobernador: “No me ha buscado, no se ha comunicado conmigo” me dijo directamen­te, “pero las elecciones ya pasaron. Estoy en la mejor disposició­n de tener una relación constructi­va con él, en beneficio de los jalisciens­es”.

Se escucha bien, ¿no? Pero Lomelí Bolaños advierte, también, que su facultad será la aplicación de ¡85 mil millones de pesos!, provenient­es del Gobierno federal, “y como ya se anunció que iniciaremo­s la construcci­ón de la Línea 4 del Tren Ligero, también tendré (a cargo) otros 17 mil millones”.

¿Quién manda realmente en una situación así?

¿Quien controla y distribuye los recursos, o quien está investido con el cargo?

Enrique Alfaro, en su función de gobernador, deberá revisar detalladam­ente su agenda y sus posiciones políticas. Incluso, su aseveració­n de que Jalisco “no estará sometido” al Gobierno federal.

Discutir si la figura del coordinado­r es una regresión o un absurdo, es totalmente estéril ahora. Lo que importa es resolver la línea de mando y el futuro del Estado.

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