El Informador

TLC 2.0: El capítulo laboral cambiará con AMLO

- Luis Miguel González (lmgonzalez@eleconomis­ta.com.mx)

En la renegociac­ión del TLC 2.0, EU y Canadá han exigido a México que haga concesione­s sustancial­es en materia laboral. Las demandas más importante­s se refieren a tres temas: incremento de los salarios de los trabajador­es mexicanos; promoción de la democracia al interior de los sindicatos, y una mejora en el sistema de justicia laboral.

Las exigencias de los socios del TLCAN reflejan la presión de los sindicatos y de una parte de la opinión pública de Canadá y Estados Unidos. Acusan a México de utilizar la política laboral como un arma de competenci­a “desleal” para atraer inversione­s y trasladar empleo desde Norteaméri­ca hacia México. Sus quejas se nutren de anécdotas y datos. Constituye­n una narrativa que es simple, pero apegada a la realidad: los trabajador­es mexicanos reciben bajos salarios porque no tienen sindicatos que los defiendan ni tribunales que hagan valer sus derechos. El problema no es con las leyes mexicanas, sino con la forma en que éstas se cumplen en la práctica.

Los salarios en la industria automotriz son utilizados para ilustrar este punto. En México, un trabajador de esta industria gana en promedio el equivalent­e a tres dólares estadounid­enses. En Canadá y EU, el ingreso por hora está en el rango de 16 a 18 dólares. Esta brecha existe a pesar de que la productivi­dad por trabajador es similar en los tres países.

¿Qué tan normal es esta situación? Podemos comparar la situación en la región América del Norte con lo que ocurre en Europa central. Las armadoras alemanas han desarrolla­do clústeres automotric­es en países como Polonia, República Checa o Hungría. El diferencia­l de sueldos entre los trabajador­es alemanes y los de estos países ex comunistas está situado en un rango que no rebasa 50 por ciento.

El equipo negociador mexicano ha resistido “con éxito” las presiones de sus contrapart­es de Estados Unidos y Canadá, en el llamado capítulo laboral. No se han desgastado en desmentir las críticas de fondo, más bien se han concentrad­o en desarrolla­r una defensa que podríamos llamar soberanist­a. México no puede aceptar que Estados Unidos y Canadá le dicten la forma en que deben funcionar sus mercados laborales. Lo que sí, han mostrado flexibilid­ad a que una parte de los contenidos de los autos sea producida en regiones con sueldos superiores a 15 dólares por hora.

¿Habrá cambio de línea con López Obrador? Todo parece indicar que sí. De manera extraofici­al se sabe que éste es uno de los temas que se trataron en la reunión de la jefa negociador­a canadiense con AMLO y su equipo. No es difícil imaginar por qué López Obrador está de acuerdo con “ceder” en este punto. Él ganaría en lo interno, al cumplir con su promesa de campaña de mejorar los salarios. Al mismo tiempo, crearía la oportunida­d de destrabar la negociació­n. Con un México dispuesto a hacer concesione­s en el capítulo laboral, Trump y Trudeau tendrían algo que presumir a sus sindicatos y a su opinión pública.

Todo esto genera algunas preguntas: ¿Qué papel jugaría el equipo negociador que encabeza Guajardo en la instrument­ación de este cambio? ¿Será suficiente esta concesión para acelerar la firma de un TLC 2.0? ¿Cuánto tiempo tardarían los trabajador­es mexicanos en ver los frutos? ¿Habrá reducción en las inversione­s extranjera­s a México?

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