ATALAYA China, crecimiento y cambio
Señalar que China es superpotencia económica y militar es reconocer hechos cumplidos, pero esto está desfasado del Gobierno unipartidista pese a las reformas de Deng Xiaoping. Su progreso ha sido constante con signos de inconformidad en provincias como Wukan, Guangdong, Sichuan y en el anexado Tíbet, lo que hace difícil al partido comunista controlar esas fuerzas centrífugas. Estudiosos señalan la posibilidad que China se convierta en varios países y el Gobierno ha endurecido su represión suprimiendo la concordia y tolerancia.
Las reformas de Deng permitieron al Partido permanecer al mando y debemos reconocer su habilidad para transformar las industrias estatales creando una funcional meritocracia, logrando un crecimiento económico constante por encima de 10% anual donde más de 500 millones de chinos han superado la pobreza extrema, pero aún debe consolidar una sociedad más equitativa, pues son muchos los chinos en la pobreza sobre todo en las áreas rurales. China ha descuidado la lucha contra la contaminación y con Estados Unidos aporta más al calentamiento global mundial y ha severamente dañado a su medio ambiente, contaminando aguas, aire en ciudades y envenenamiento de siembras.
China debe respetar la tolerancia y los derechos fundamentales que propician el desarrollo real, pues su historia ha enseñado a sus líderes que deben evitar el caos y el desorden y que quienes se aferran al poder absoluto, acaban por perderlo y provocan precisamente el caos y desorden que quieren evitar. China tendrá que elegir para su propio beneficio y el del mundo entero, pues su historia ha enseñado a sus líderes que deben evitar el caos y el desorden y también les ha enseñado que quienes se apegan irracionalmente al poder absoluto, acaban por perderlo y provocan el caos que pretenden evitar.