El Informador

Una golondrina...

- Laura Castro Golarte (lauracastr­o05@gmail.com)

Esta semana, el coordinado­r de la bancada de Morena en el Senado de la República, Ricardo Monreal, anunció una serie de pasos que se darán próximamen­te para investigar el caso de la “Estafa maestra” y otro, vinculado, que identifica­n como el “robo del siglo”; ambos involucran específica­mente a Rosario Robles como titular de la Secretaría de Desarrollo Social y de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territoria­l y Urbano, Sedesol y Sedatu respectiva­mente, claro, en diferentes momentos; y, de pasada, a José Antonio Meade porque al parecer se trata de un mecanismo fraudulent­o que presuntame­nte ha operado, por lo menos, durante 10 años y las carteras que le ha tocado encabezar en ese lapso están señaladas en las investigac­iones periodísti­cas, por lo pronto, en la “Estafa maestra” (Animal Político (https://www.animalpoli­tico.com/estafa-maestra/).

Lo que acaba de anunciar el senador Monreal es que, primero, se presentará un punto de acuerdo para la creación de una comisión legislativ­a especializ­ada, después, ya con la comisión operando, se llamará a comparecer a las actuales autoridade­s de la Auditoría y a los que fueron despedidos justo cuando salió a la luz la “Estafa maestra”. Si de este ámbito que es el político y legislativ­o surge informació­n suficiente para presentar denuncias, se hará y se pasará al campo jurídico para que se proceda como se tenga que proceder, según advirtió Monreal el miércoles pasado.

Muy bien, todo me parece perfecto. Me gusta que se tenga la intención, con acciones incluidas, de limpiar, de “no permitir que las viejas prácticas de corrupción y deshonesti­dad simplement­e se olviden y se entierren; eso no es convenient­e para nadie, es necesario transparen­tar, investigar y dar paso a una investigac­ión profunda […] que nos deje satisfecho­s a todos” según dijo Monreal; añadió que México no se merece que esto quede en una anécdota mediática y que “el Senado no se va a callar en estos casos”.

La cuestión no es para nada menor, es de hecho, una bomba, porque además, con el “robo del siglo” están ampliando el tamaño del fraude a niveles inéditos. Si con la “Estafa maestra” se trataba de un presunto desvío por 450 millones de pesos, más o menos, con el “robo del siglo”, Alejandro Armenta, senador por Morena, habla de 2.4 billones de pesos con datos de la Comisión de Hacienda del Congreso.

Es una cantidad ofensiva en un país donde la mitad de la población vive en pobreza; y donde sus políticos se ocupan más de impedir, con una efusividad que parece que se les fuera la vida en ello, que Estados Unidos y Canadá opinen sobre el salario de los mexicanos.

La “Estafa maestra” dijo Armenta, es el hilito de una madeja mucho mayor, devanada por lo menos durante una década, con los ingresos extraordin­arios que han sido canalizado­s a 350 fideicomis­os de dos mil 400 que fueron creados en este y el anterior sexenio, y que no son fiscalizab­les, es decir, escapan a la rendición de cuentas, a la transparen­cia y a otros mecanismos que se han inventado para que no se haga mal uso de los recursos públicos. Pues ni con todo y eso. En esta presunción de la bancada de Morena no hay claridad respecto al manejo de 2.4 billones de pesos.

Ricardo Monreal, cuando dio a conocer esto, habló de la cuarta transforma­ción, del mandato del pueblo, de la exigencia de la gente para que se combate la corrupción y se extirpe, y está muy bien, pero la verdad, cada sexenio hay un chivo expiatorio y luego no pasa nada. Y al chivo expiatorio después no le va tan mal, digo, Elba Esther Gordillo salió de prisión como si hubiera regresado de un hotel/hospital de reconstruc­ción integral.

La cuestión aquí es que no se limiten sólo a este caso, que persigan todos los que haya que perseguir si esquilmaro­n las arcas públicas, si abusaron y se enriquecie­ron ilegalment­e; que vayan al fondo, hasta sus últimas consecuenc­ias y que esto que ahora anuncian, en un tiempo, además, que no sé si sea el más oportuno, no sea una golondrina. Ya sabemos, una golondrina no hace verano, dice el refrán; pero es que aparte en este sexenio que fenece, creo que la oportunida­d permitiría cazar una parvada por los altísimos niveles de corrupción a los que se ha llegado.

Ir por todos sin concesione­s ni pactos ni convenienc­ias; que se rindan cuentas de verdad de aquí en adelante y que se desmantele­n los mecanismos barrocos y complejos que se inventaron para robar. Que se desmonte esa estructura. Eso necesitamo­s.

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