Levanta el vuelo
La séptima generación del jetta toma un nuevo aire dentro de su segmento
El Volkswagen Jetta es uno de esos autos que han podido trascender al paso de los años, específicamente en nuestro país. Si bien algunas generaciones —con sus altibajos— fueron concebidas como para no volver a ser recordadas o en su caso para ser muy alabadas, ahora eso queda atrás y Volkswagen se regodea con el desarrollo de la séptima generación del Jetta y no lo hace nada mal.
Y es que se trata aún de ese “auto que todos tienen en la cabeza”, un slogan difícil de erradicar y que al mismo tiempo no se comprendería si algún día se quisiera posicionar esa idea de la mercadotecnia en otro automóvil. No es posible simplemente. Ahora, toca el turno de levantar el nivel de este sedán mediano, por lo que VW se puso las pilas para lograrlo.
Tuvimos la oportunidad de manejar el Jetta en su versión Highline, que es la tope de gama, con todos los aditamentos de equipo y seguridad que ofrece la marca europea en este auto, los cuales detallamos más adelante. Por lo pronto, nos gustaría empezar a hablar del diseño.
El exterior ofrece las nuevas formas que Volkswagen está imprimiendo en toda su gama de autos y camionetas, con una mayor presencia y estéticamente son más atractivos. Los faros ahora integran full LED y encajan armoniosamente con la parrilla de ángulos afilados. La misma sensación angulosa se repite por los costados hasta llegar a unas bellas calaveras, con cierta inspiración de la marca de los cuatro aros, Audi. Sin embargo, aunque son marcas de la misma familia, VW trata de darle su toque personal al Jetta, incluso ser más elegante que su antecesor.
Una de las cosas que también notamos es la sensación de ser un auto de mayores dimensiones, y no estábamos equivocados. Aumenta su longitud hasta alcanzar los 4.69 metros y no sólo se trataba de estirar el Jetta, sino de hacerlo más amplio en su interior. Eso se refleja cuando nos subimos en la parte posterior y sin duda, creemos que es el mejor Jetta en este rubro en su historia, o al menos así lo percibimos. Pero esto no se queda en el habitáculo al ofrecer más lugar para los pasajeros, sino que la cajuela cuenta con 510 litros de capacidad volumétrica, lo que se traduce en llevar al menos dos maletas grandes.
Ya que estamos explorando el interior, nos sentimos congratulados en tener un ambiente sobrio, pero a la vez atrevido, un punto intermedio que se ve y se siente bien. Por ejemplo, los acabados interiores son de buena calidad, mucho mejor que su antecesor, mientras que la botonería y presentación de cada elemento en el tablero de instrumentos nos habla de que hubo muchas horas de trabajo diseño e ingeniería detrás. Los ángulos puntiagudos se repiten en el interior, con un acomodo del tablero orientado al conductor. Destaca la iluminación ambiental, la cual se puede manipular y elegir entre 10 colores. Los asientos de piel se sienten cómodos y el del conductor con ajuste eléctrico.
El resto del equipamiento es resuelto con una pantalla táctil central de ocho pulgadas, clima de doble zona, freno de estacionamiento eléctrico, cámara de reversa con una muy buena resolución. En cuanto a la seguridad, esta versión dispone de alerta de tráfico cruzado y monitoreo permanente del punto ciego, así como un detector de cansansio. No olvidemos que tenemos el aura del control de estabilidad y seis bolsas de aire.
Por último, en términos de manejo encontramos buen balance a pesar de que el eje posterior vuelve a ser rígido. Está montado en la eficiente plataforma MQB, lo que garantiza ese manejo europeo, por lo que no se vuelve un extraño en nuestras manos. En cuanto al motor, el 1.4 litros con turbo está preparado para tener un consumo de gasolina contenido y sin sacrificar el manejo divertido. Todo marcha más o menos bien a bajas revoluciones, pero cuando tratamos de acelerar para hacer un rebase, la entrada del turbo se vuelve eternamente desesperante. Una vez que entra, lo hace con fuerza, por lo que debemos educar nuestro pie para que no se pase de galleta al mismo tiempo que tenemos que sujetar bien el volante y redireccionarlo.
No todo era perfecto en el Jetta, pero Volkswagen ha hecho un buen trabajo en esta séptima generación, por lo que su puesta a punto es ideal para disfrutar del manejo relajado y si se busca deportividad, lo mejor será mover la caja Tiptronic al modo manual para tratar de sacarle jugo a su noble motor, aunque no garantiza acabar con el turbolag.
Nos quedamos con buen sabor de boca al final, el diseño y la mejora en los acabados interiores, nos acabaron por conquistar. Claro, por su precio, era lo menos que podíamos esperar del Jetta.