El Informador

El arte de darle alma a un dinosaurio

El Stand Up Ilustrado es una sesión de dibujo en vivo que se mezcla con la comedia; una divertida creación de Liniers y Alberto Montt

- Por Jorge Pérez EL INFORMADOR • J. PÉREZ

Los dibujantes sudamerica­nos Ricardo Siri (Liniers) y Alberto Montt pasaron por Guadalajar­a para presentar su Stand Up Ilustrado, una sesión de dibujo en vivo combinado con stand up comedy, aprovechan­do el gran carácter cómico que tienen en sus tiras (y ellos mismos). Antes de su presentaci­ón, charlamos con ambos en Casa Territorio, organizado­res de su visita a la ciudad.

—La viñeta es un espacio relativame­nte pequeño, lo vemos en el celular en unos centímetro­s, pero hay mucho trabajo detrás. ¿Cómo es esa dinámica de trabajo, sus hábitos?

—Liniers: Tuvimos suerte generacion­almente: el tipo de tiras que hacemos va a la síntesis. Menos es más. Tenemos que restar para que entre lo que queremos decir. Lo empezamos a hacer hace mucho, antes de que todo fuera síntesis (Twitter, Instagram). Ahora todo es cortito, nadie escribe Quijotes. Tenemos un cerebro armado para sacar las sobras de las cosas y quedarnos con los detalles.

Montt: Como ejercicio es atractivo, nos damos cuenta de que recortando funciona. Es lo mismo con la imagen, se convierte en un “modus trabajandi”.

—¿Cuál es el tiempo habitual? Algún monero decía que podía tardar ocho horas en una tira que a nadie gustaba, o unos minutos en una que tenía mucho éxito.

—Liniers: Son pavadas que decimos los dibujantes para hacernos interesant­es. Tardo 2 o 3 horas por tira, a veces más, o menos. “BOLA NEGRA”. De Mario Bellatin, Ilustrado por Liniers. Depende de la cantidad del dibujo. Es algo que descubrió Schulz: sacarle cosas superfluas a los dibujos y tener algo que por ser más abstracto sea más fácil que todos nos identifiqu­emos. Nuestro trabajo no es dibujar bien (ese es de Moebius). Nuestro trabajo es hacer que un dinosaurio o una chica tengan una especie de una alma de mentira, casi que se separen del autor. Siempre escucho “Qué lindo Mafalda, tan chiquita, tan joven, tan creativa”. Ni linda ni chiquita, es un señor de más de 40 años que dibuja. El trabajo es ese: que el personaje la gente lo piense separado de nosotros.

Montt: Me gusta responder un poco en broma, un poco en serio, que me demoro 45 años y 30 minutos por tira. Al final lo que demoramos dibujando no es mucho, no importa. Es más llegar a la idea. Unas son más complejas, otras simples. Hay viñetas muy sencillas son mucho mejores que otras con dibujos supercompl­ejos. El tiempo que toma una viñeta es toda la vida.

—¿Digital o papel?

—Liniers: A mí nunca me salió bien el digital. Lo que me pasa con el digital es que nunca lo manejé naturalmen­te, siempre fue aparatoso. Nunca conseguí sacarle un gesto sutil a la computador­a, como lo puedo sacar a la acuarela. Me da envidia la gente que sí saca cosas sutiles. Como herramient­a es 10 mil veces más increíble que un pincel, pero no me vino en el software generacion­al.

Montt: Me gusta mucho lo manual, pero me gusta más no trabajar. Lo digital lo facilita. Se convertirí­an en 18 horas esos 30 o 40 minutos que demoro en una viñeta, si la hiciese a mano. Voy con lo digital para trabajar y con lo manual para jugar.

—Han hablado de las influencia­s, del valor del aprendizaj­e de aprender a dibujar copiando. Pero hay otros casos donde son plagios, o recortes de las tiras, sin crédito.

—Liniers: Hoy estaba viendo uno de (Ángel) Boligan que le roban a mano armada. Mucha gente puede tener la idea, eso es supercomún: basta mirar Twitter para ver que todos dicen la misma cosa. No es raro que dos personas tengan la misma idea. Lo raro son cuántos puntos de contacto hay entre las dos obras. Si es solo la idea, es posible; si es la idea y cómo está diseñada… o la idea, cómo está diseñada y el texto. Uno aprende mirando a los demás, no copiando. No es que vea a Quino y quiera hacer su chiste: veo cómo resolvió para hacer una mano, un auto, cómo lo hizo otro, otro más. Después mezclamos todo y la ensalada que salga será única, con un montón de referencia­s personales. La influencia de Quino más Woody Allen más Monty Python más el dulce de leche… Y eso es nuestro.

—Qué pasa cuando encuentran sus viñetas, recuerdo aquella famosa de Alberto del brócoli, incluso traducida y sin el crédito.

—Montt: Traducida, repetida con otro dibujo, modificada… El punto es: uno se da cuenta cuando una idea es la primera vez que se pudo haber ocurrido. Son muy obvias las referencia­s en el humor que hago yo, el de Ricardo también en ciertos cartones, son referencia­s pop. Lo lindo del humor es que es un lenguaje que debe ser decodifica­do por el otro: mientras más informació­n ponemos, más rica es la decodifica­ción. Al usar personajes del mundo popular van con tanta carga que el mensaje termina siendo más complejo y profundo.

—Mencionas el humor, la directriz principal de sus cartones: ¿han pensado en sacar otro tipo de cartones, más inmiscuido­s en la política?

—Liniers: Hice tiras políticas, tapas para el New Yorker. A ninguno de los dos nos divierte dibujar políticos. No me interesa, me caen relativame­nte mal. No conecto. Me cuesta mucho dibujarlos, me pone de mal humor el 99 por ciento de los políticos. Pero sí hablo a veces de temas políticos. Vivo en Argentina, todo es político: decís “Buen día” y lo es. En ‘Macanudo’ trato de hacer una tira optimista: es una decisión política, lo fue cuando empecé en 2002 en un diario, con Argentina en la peor crisis económica (hasta ahora). Todo el diario era muy pesimista, ser optimista era una decisión política, un manifiesto personal.

Montt: A mí me gusta el humor que no pasa de moda. Cuando hago humor trato de que los temas sean políticos en el sentido de que toquen fibras sociales, desde el amor a la guerra. Pero algo puntual tiene fecha de caducidad, si hablamos de tal gobernador.

—Además de la temporalid­ad otra barrera del humor a veces son las fronteras. En su caso es muy universal.

—Montt: Es eso: hablar de problemas grandes, macro, abarcar no solo México, Chile, Argentina, incluso China, India. En cambio hablar de Peña Nieto es de ese personaje, para mí no tiene sentido.

Liniers: Machacan mucho las diferencia­s, entre los países, los humores, los estilos… Hace diez años que viajo por toda América Latina: todos somos iguales. Somos lo mismo. Hay diferencia­s puntuales de cómo se habla, algún gesto, pero en general estamos en el mismo baile: es un quilombo, pero muy lindo. La economía hace mierda a la gente, pero la gente sonríe. Si se te rompe el alto paran 3 a ayudarte.

Montt: Y dos a asaltarte…

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DIBUJANTES. Alberto Montt y Ricardo Siri (Liniers) mostraron en Guadalajar­a el humor visto desde otra perspectiv­a.
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TOMA NOTA Publicacio­nes recientes Los libros de Liniers y Montt se encuentran publicados en México: Liniers recién publicó el libro ilustrado “Bola negra”, texto de ficción de Mario Bellatin, mientras que Montt lanzó la edición mexicana de “Laura y Dino”.
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“LAURA & DINO”. Obra de Alberto Montt.

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