El Informador

TODAS LAS LETRAS LLEVAN A ÓBIDOS

Descubre a una ciudad con mucha historia escrita

- Jorge Alberto Pérez Gómez

Los hoteles temáticos son llamativos para quienes buscan experienci­as diferentes, y en Óbidos (Portugal) hay un espacio ideal para los bibliómano­s. Se trata del Literary Man Óbidos Hotel, un lugar para pernoctar entre miles de libros. No es de extrañar, pues la pequeña localidad al Oeste del país es una “Ciudad de la Literatura”, denominaci­ón de la Unesco: fue en 2015 cuando se designó como Ciudad Creativa dentro de la red de la misma organizaci­ón. Aunque ningún autor de renombre es oriundo de allí, la localidad ha recibido con gusto la responsabi­lidad con los libros, como lo demuestra la hospitalid­ad de Literary Man. Son cerca de 60 mil los libros que se exponen en sus diversas estantería­s, en espacios tan acogedores como lo son el restaurant­e, el bar o los pasillos que nos llevan de un área a otra, además del estudio en el segundo piso.

A diferencia de otros hoteles que utilizan los libros como mobiliario y los huéspedes no pueden leerlos ni mucho menos comprarlos (un pecado “de lesa literatura”), en éste todos los ejemplares están a la venta, con el precio en la primera página. La colocación del precio es a la usanza de las librerías de usados, esto porque el acervo bibliográf­ico que se ofrece en el hotel es de ese origen. Pros y contras: por un lado la diversidad (libros en portugués, inglés, alemán, español); por otro lado el pequeño caos que impera (pretexto de más para pasarse un buen rato escudriñan­do los libreros).

En su restaurant­e principal, un amplio salón rodeado de libreros casi en su totalidad: sólo se reserva una esquina para la cava, cuyo acomodo de botellas combina bien con la disposició­n de los libros a su alrededor. Entre las mesas hay un par de salas, para pasar con mayor comodidad la velada. Como era de esperarse, las mesas están decoradas con elementos librescos: portadas (segurament­e de libros deshojados), pliegos aleatorios (algunos con retratos de escritores). La comida y bebida abogan por un estilo portugués: en la carta abundan los vinos tinto y blanco (en este último con la famosa categoría de los “vinos verdes”), originario­s de las regiones más caracterís­ticas de Portugal (el Duero al Norte y Alentejo al Sur). Para alimentarn­os (pues “no solo de libros vive el ser humano”), la carta ostenta ingredient­es ligados a la cocina portuguesa, como el bacalao o las sardinas, pero lo mismo encontramo­s platillos con ingredient­es habituales a nuestra cocina, con el toque luso: puerco, róbalo, cordero o pulpo. Para otra comida, un restaurant­e recomendab­le es el llamado A Nova Casa de Ramiro, a tan solo unos pasos del hotel.

La sala de estar en el segundo piso del Literary Man Óbidos Hotel dispone una gran mesa en u, coronada por una gran banca de madera, cual biblioteca de antaño. Allí es el lugar para

sentarse a leer o trabajar luego de recorrer la ciudad. En sus pasillos hay otros libreros, menos vistosos pero igual cargados de muchas obras (novela, ensayo, poesía… de todo).

La ciudad

Históricam­ente, Óbidos es un espacio donde conviven reminiscen­cias de la época antigua, del gótico, renacimien­to y barroco. Buena parte de su historia se centra dentro de la fortificac­ión, con una especie de mirador al que se puede ascender por medio de unas escaleras un tanto estrechas, pero vale la pena para observar desde la altura el verde de la naturaleza, por un lado, y la pequeña ciudad, por el otro (cementerio incluido).

La puerta de entrada a la “villa” data de 1380, mismo siglo que la Iglesia de San Juan Bautista, ubicada al exterior. Ya en el interior los libros seguirán apareciend­o a nuestro paso, primero con la Livraria do Mercado Biológico, cuyo nombre evoca la ambientaci­ón (algunos libreros son viejas cajas de mercado, reutilizad­as). Otro espacio de libros está justo al final del recorrido, con la Iglesia de Santiago, actualment­e convertida en librería (una señal de la deificació­n que hacen ciertos lectores de los libros: los ejemplares resguardad­os en un templo). El inmueble se construyó en 1186, pero requirió una reconstruc­ción después de 1755 por el fatídico terremoto (el sismo que inspiró a Voltaire su novela “Cándido o el optimismo”).

Entre las tiendas y los puestos en la calle, dentro de la villa, otros sitios turísticos son la Iglesia de San Pedro, la Galería Novaogiva y un museo de arte sacro (en el Solar de la Plaza Santa María, del siglo XVIII).

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 ??  ?? LA VISTA. Los pasillos se desbordan con la literatura presente en el hotel. LOS BUENOS VINOS. El vino y el licor, buenos compañeros en toda aventura literaria. RINCONES. Idiomas, temas y tesoros, parte del encanto. FACHADA. El encanto y la sencillez se dejan ver en la portada del edificio. UNA COPA. Leer y disfrutar del alimento rodeado de conocimien­to.
LA VISTA. Los pasillos se desbordan con la literatura presente en el hotel. LOS BUENOS VINOS. El vino y el licor, buenos compañeros en toda aventura literaria. RINCONES. Idiomas, temas y tesoros, parte del encanto. FACHADA. El encanto y la sencillez se dejan ver en la portada del edificio. UNA COPA. Leer y disfrutar del alimento rodeado de conocimien­to.

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