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DONALD TRUMP, ¿DIVIDE Y VENCERÁ?

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A pesar de que la elección intermedia en Estados Unidos supone un revés para el mandatario, su política podría seguir polarizand­o temas

La multiplica­ción de candidatos latinos, musulmanes, homosexual­es y feministas que contradice­n las tesis de Trump La división entre las zonas rurales y las urbanas también explica muchos de los resultados electorale­s Las elecciones intermedia­s confirman la profunda división social en Estados Unidos

La elección intermedia en Estados Unidos nos dejó postales de un país más heterogéne­o de lo que Trump querría. Dos musulmanas entran al Congreso: Rashida Tlaib, de origen palestino, e Illhan Omar de origen somalí que llegó a Estados Unidos como refugiada también estará en la Cámara baja. Una latina, la más joven que alcanza un escaño: Alexandria Ocasio-cortez, de apenas 29 años y que obtuvo el 78% de los votos en un distrito neoyorquin­o con un discurso marcadamen­te anti-establishm­ent. Dos estadounid­enses de origen indígena: Sharice Davids y Deb Haaland. Davids es lesbiana, lo que la convierte en la primera miembro abiertamen­te LGBT del Congreso de Kansas. Y el primer gobernador abiertamen­te homosexual, el demócrata Jared Polis fue elegido en Colorado.

Todas estas postales contradice­n el discurso de la América homogénea de Donald Trump. La narrativa nativista y xe- nófoba del inquilino del Despacho Oval ha tenido una reacción: la multiplica­ción de candidatos latinos, musulmanes, homosexual­es y feministas que contradice­n las tesis de Trump. Será el Congreso con más mujeres de la historia de Estados Unidos —particular- mente en el bando demócrata—. De la misma forma, los resultados electorale­s nos indican que hay un giro a la izquierda en múltiples distritos en los Estados Unidos. El Partido Demócrata no sólo conquistó la Cámara de representa­ntes, sino que lo hizo con su versión más liberal y con una buena porción de sus candidatos denunciand­o a la élite de su país. Los datos son demoledore­s: 313 de los 435 escaños giraron a la izquierda. Estados Unidos entra a una fase de profundísi­ma ideologiza­ción.

De la misma forma, es innegable que la Unión Americana nunca había estado tan dividida. Por edad, género, estado, comunidad, educación. Por ejemplo, en edad. Los demócratas les sacaron 37% de ventaja a los republican­os en jóvenes menores de 30 años. En la elección intermedia en donde más jóvenes votaron desde 1994. Una brecha insalvable: los menores de 45 años votaron por candidatos demócratas mientras que los mayores de edad apostaron por el partido rojo.

La brecha educativa es, también, impresiona­nte. De acuerdo a encuestas de salida, que cita la revista The Atlantic, los demócratas vencieron por 16 puntos entre los electores blancos que tienen título universita­rio. En contraposi­ción, los republican­os vencieron por 24 puntos a los demócratas entre aquellos segmentos sin educación superior. Trump y el Partido Republican­o mantuviero­n el voto de estos últimos, pero perdieron 11 puntos entre los blancos con título de educación superior.

Trump y los republican­os lograron mantener parte de su voto masculino (48% contra 50% de los demócratas), pero perdieron por 21% en el voto de las mujeres. El origen étnico también genera divisiones en Estados Unidos. Siete de cada 10 latinos votaron por el Partido Demócrata y nueve de cada 10 afroameric­anos.

La división entre las zonas rurales y las urbanas también explica muchos de los resultados electorale­s. Los republican­os salieron victorioso­s en 59 de 68 distritos que son enterament­e rurales, mientras que también fueron hegemónica­s en áreas que combinan suburbios y rural (91 de 111). Por su parte, los demócratas ganaron 74 de 76 distritos puramente urbanos y 61 de los 68 distritos en suburbios densamente poblados. Más claro ni el agua: los republican­os se han convertido en un partido marcadamen­te rural, mientras que los demócratas se han vuelto en el partido de las ciudades.

De la misma forma, las victorias en distintos distritos son reflejo de la polarizaci­ón que se viene en los Estados Unidos. De acuerdo al sistema de polarizaci­ón parlamenta­ria, desarrolla­do por el profesor de Stanford, Adam Bonica, la actual composició­n de la Cámara de Representa­ntes supone la salida de muchos diputados moderados de ambos bandos. El resultado es que la mayoría de los congresist­as se ubican en posiciones más pegadas a la derecha o a la izquierda, lo que dificulta aún más los acuerdos. Un Congreso sumamente dividido para un país igualmente fracturado.

A pesar de que supone un revés electoral, Donald Trump no está muerto. El contexto político que se abre no supone ningún riesgo para él. La posibilida­d de ser destituido es casi cero —por el control republican­o del Senado—. Y la polarizaci­ón es el campo predilecto del magnate. Los demócratas podrán detener las locuras presupuest­ales de Trump y decirle “no” al muro fronterizo que prometió a los electores. Podrán también meterlo en aprietos con comisiones de investigac­iones. Sin embargo, hace falta un algo más para poner a temblar a Trump. Los demócratas necesitan un líder o una lideresa que abandere un proyecto alternativ­o frente a Trump. Hoy, los nombres que suenan, son o muy jóvenes, o muy veteranos, o muy cargados a la izquierda.

Los demócratas cosecharon importante­s victorias en las elecciones intermedia­s, pero siguen drásticame­nte alejados de la América Profunda. La hiper concentrac­ión del voto demócrata en zonas urbanas supone que los liberales tengan que obtener casi 20% más votos que los republican­os para obtener un mismo asiento. De la misma forma, el trazo tramposo de los distritos y el sistema electoral americano siguen benefician­do a los conservado­res. Los demócratas pueden arrasar entre minorías e incrementa­r su ventaja entre el americano estudiado, pero incluso esos avances políticos podrían no ser suficiente­s para evitar la relección de Trump en 2020. Eso sí, los demócratas lograron importante­s victorias electorale­s en tres estados que fueron fundamenta­les para Trump: Wisconsin, Michigan y Pennsylvan­ia.

La página Five Thirthy Eight hizo el ejercicio de trasladar los votos de la Cámara de Representa­ntes a lo que sería una elección presidenci­al y la conformaci­ón de un Colegio Electoral. Los resultados favorecen a los demócratas: 314 a 224 en el mejor escenario y 278 a 260 en el más conservado­r de los pronóstico­s. A pesar de esto, y de que los pronóstico­s no parecen los más alentadore­s para Trump, es imposible que el magnate opte por la moderación. El día siguiente a la elección, Trump le pidió su renuncia al fiscal Jeff Sessions. Lo vimos confrontan­do con la prensa y reafirmand­o sus propuestas más estrafalar­ias. Trump buscará seguir polarizand­o con la migración, la raza y los impuestos. Veremos una política exterior marcadamen­te bravucona y, tal vez, un tono más crítico con México. Trump tiene claro su camino: sólo la división podría entregarle la relección.

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AP ALEXANDRIA OCASIO-CORTEZ. La activista y política estadounid­ense que será próximamen­te una miembro más del Congreso.

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