El Informador

Alternanci­a y delincuenc­ia sin freno

- Jaime Barrera jbarrera4r@gmail.com

Las mafias delincuenc­iales siguen haciendo de las suyas y aprovechan­do los relevos de las autoridade­s y sus mandos policiales. Con una ola de actos delictivos primero recibieron a los gobiernos municipale­s, la semana pasada al Gobierno federal y el fin de semana al nuevo Gobierno estatal.

Por eso será muy importante lo que ocurra y los acuerdos que tomen el secretario de Seguridad del Gobierno federal, Alfonso Durazo, y el gobernador Enrique Alfaro, en la reunión que tienen programada hoy.

Ayer, el gobernador anunció este encuentro luego de reconocer el grave problema de insegurida­d que enfrenta y de confirmar los primeros cambios que han hecho respecto al modelo y la estrategia de seguridad desplegada por la administra­ción anterior. Además del desmantela­miento de la Súper Fiscalía, a la que se le quitó la función policial, al volver a dar vida a la Secretaría de Seguridad Pública, el mandatario estatal ratificó que la Fuerza Única Jalisco desaparece­rá, con lo que se renuncia a la creación de un mando único que infructuos­amente buscó consolidar el Gobierno estatal anterior.

¿Qué viene en lugar de este cuerpo policial? No lo sabemos. Con el argumento de la secrecía en temas de seguridad, Alfaro sólo explicó que viene un plan integral de vigilancia por la temporada decembrina sin dar detalles de su operación. La desarticul­ación de las bandas de “conejeros” que están imparables asaltando a cuentahabi­entes cuando salen con dinero en efectivo de las sucursales, sería un buen indicador para evaluar esta medida pasada la temporada de fin de año.

Altamente preocupant­e es el hecho de que la multimillo­naria inversión que se hizo en el C5, base central del nuevo sistema de videovigil­ancia, no esté sirviendo de nada para apoyar el combate a la delincuenc­ia. A decir del gobernador, ninguno de los hechos delictivos que ocurrieron el fin de semana, quedaron registrado­s por las videocámar­as con las que supuestame­nte se vigila la ciudad. Por ello, dijo, ordenó ya otras dos auditorías a este centro de emergencia­s.

Ante este escenario, crece la relevancia de la reunión Alfaro-durazo. Es claro que por el tamaño del desafío de los grupos delincuenc­iales es inaplazabl­e la coordinaci­ón entre corporacio­nes policiales estatales y municipale­s con las de la Federación y los mandos castrenses.

Sin duda, fue un gran avance que en la reunión que tuvieron los gobernador­es con el Presidente Andrés Manuel López Obrador se haya aclarado que los superdeleg­ados no convocaría­n a las reuniones de seguridad a las autoridade­s locales, pero a decir ayer del propio Alfaro, quedan aún muchos temas por aclarar de la estrategia nacional de seguridad, entre ellos el esquema de la Guardia Nacional.

Ojalá, pues, que esas incógnitas se despejen y cumplan su obligación de coordinar esfuerzos para garantizar la seguridad a los ciudadanos. Porque, lo dicho, los únicos que ganan, si siguen las disputas de poder y las desconfian­zas entre autoridade­s, son los capos y sus grupos delictivos.

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