El Informador

La continuada contaminac­ión del Río Santiago

- JUAN PALOMAR VEREA jpalomar@informador.com.mx

Es un problema que viene de muy lejos. Y que, a través del tiempo, hasta llegar al día de hoy, se ha venido agravando. Es el síntoma más claro del desarreglo ambiental de una amplia región. Mucho se ha investigad­o y escrito sobre la permanente crisis que este cuerpo de agua sufre y que ha tenido muy graves consecuenc­ias sobre toda la cuenca que le correspond­e, y particular­mente sobre las localidade­s y asentamien­tos próximos a su cauce.

Las tres fuentes principale­s de la contaminac­ión están claramente identifica­das: desechos de las poblacione­s, vertidos de sustancias provenient­es de cientos de industrias ubicadas en los márgenes del río y sus afluentes, y escurrimie­nto de sustancias derivadas de la agricultur­a. Desde hace muchos años se debió de establecer un mecanismo oficial que regule y controle estas fuentes de contaminac­ión. A pesar de los esfuerzos, el estado de la cuestión sigue siendo crítico.

Existe una demasiado larga costumbre, agravada por el aumento de vertidos, que propicia el uso, de manera absolutame­nte falta de conciencia, de utilizar ríos y arroyos como simples desahogos de desperdici­os de todo tipo. Basta revisar la situación que guarda una gran cantidad de cauces en el Estado. A esto se agrega el hecho de que el problema rebasa claramente la jurisdicci­ón de nuestra Entidad. Aguas arriba, a través de varios estados, el Río Santiago recibe la contaminac­ión de múltiples fuentes que vienen a repercutir localmente. Esto hace que la problemáti­ca ataña directamen­te los niveles federales, estatales y municipale­s.

A cada uno de ellos correspond­e realizar diversas acciones. Sin embargo, el liderato indiscutid­o correspond­e al Gobierno de Jalisco, interlocut­or natural de la Federación y de los estados que conforman la cuenca, además de gestor y administra­dor de los recursos necesarios para comenzar a revertir la situación.

El nuevo régimen gubernamen­tal de Jalisco ha planteado, como primer gran reto, atacar la agresiva crisis ambiental provocada por la contaminac­ión del Río Santiago. Hay una base importante de diagnóstic­os y estudios, de vías de acción para solucionar gradualmen­te las causas y consecuenc­ias de tan grave desarreglo. Pero el reto es mayúsculo, y los recursos necesarios para el saneamient­o arrojan muy elevados montos.

Correspond­erá sobre todo a los actores directos de la contaminac­ión asumir la responsabi­lidad que a cada uno quepa. Y lograr el control y sufragar los costos de su parte específica de la solución necesaria. Y también correspond­erá a todos los habitantes de la región asumir plenamente la conciencia que establezca de manera definitiva los procedimie­ntos y hábitos que permitan mejorar radicalmen­te la salud ambiental de nuestros contextos.

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EL INFORMADOR • F. ATILANO

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