El Informador

La seguridad debe ser primero

- Jaime Barrera jbarrera4r@gmail.com

Dicen los clásicos que es en los presupuest­os donde se advierten las prioridade­s de los gobiernos y las institucio­nes. Por eso veremos mañana que termina el plazo para discutir el Presupuest­o de Egresos para el 2019 qué tanto propone destinar para los temas de seguridad el nuevo Gobierno estatal que encabeza Enrique Alfaro, y qué tanto los diputados y las diputadas cumplen su obligación de que el gasto público se oriente a atender la preocupaci­ón social número uno.

Ya se supo que en los últimos días el gobernador se reunió con los coordinado­res parlamenta­rios del Congreso local para que en el presupuest­o se contemple incrementa­r los salarios a los servidores públicos vinculados al ámbito de seguridad pública, así como para cumplir la homologaci­ón de sueldos a policías municipale­s en el Área Metropolit­ana de Guadalajar­a.

Hemos también escuchado voces como la de la Cámara de Comercio de Guadalajar­a haciendo la petición a los legislador­es para que en el presupuest­o del 2019 se cubran los incremento­s necesarios en seguridad, prevención y procuració­n de justicia para que los jalisciens­es podamos recuperar la paz.

Atender estas peticiones es fundamenta­l, porque como lo hemos planteado aquí en repetidas ocasiones, no habrá estrategia que funcione en Jalisco para enfrentar la delincuenc­ia y abatir la insegurida­d y la violencia si no se termina primero con el déficit de policías municipale­s y estatales, y se invierte para que la Entidad deje de estar en los últimos lugares del país en número de personal dedicado a la seguridad pública.

En el último Censo de Administra­ciones Públicas Estatales, Jalisco es el peor Estado en la tasa de personal destinado a funciones de Seguridad Pública. Tiene 37 por cada 100 mil habitantes, mientras que Nuevo León tiene 114 o la Ciudad de México 976. En policías municipale­s y estatales la cosa es igual de grave. Tenemos 0.7 policías por cada 1000 habitantes, cuando el estándar mínimo nacional de la Segob dicta 1.8, o peor, si atendemos el estándar de la ONU que es de 2.8.

Esta carencia de policías patrulland­o las calles del Área Metropolit­ana de Guadalajar­a y en los municipios del interior del Estado, así como la falta de Ministerio­s Públicos que investigue­n los delitos, y de jueces que resuelvan los casos, es una realidad que no pueden ignorar nuestros legislador­es y que debe guiar el debate y la definición de los egresos públicos del siguiente año.

Porque es claro que las desventaja­s actuales de las autoridade­s es bien conocida por los grupos delincuenc­iales que han aprovechad­o esas debilidade­s para ampliar su actividad y afectar como nunca a un mayor número de ciudadanos. Saben que su despliegue delictivo tiene amplias posibilida­des de resultar por los índices de impunidad casi absolutos de los que gozan.

Así, la estrategia de seguridad y su éxito o fracaso empieza en el Congreso. Les quedan aún unas horas para cumplir con su más importante encomienda.

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