El Informador

Los dilemas de Hacienda

- COORDENADA­S Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@ elfinancie­ro.com.mx

Si todo resulta conforme a lo previsto, mañana a las 17 horas, la Secretaría de Hacienda hará

entrega al Congreso del Paquete Económico 2019, que incluye los Criterios Generales de Política Económica, la Ley de Ingresos, el Presupuest­o de Egresos y la Miscelánea Fiscal.

Ya hemos comentado aquí algunas de las cifras fundamenta­les que se han adelantado.

Quizá las más importante de todas ellas es el compromiso de generar un superávit primario de 1 por ciento del

¿De cuánto dinero estamos hablando?

El PIB de 2019 será de 24.5 billones de pesos aproximada­mente. De modo que el superávit primario será del orden de 250 mil millones de pesos.

Le recuerdo que el superávit primario es la diferencia entre gastos e ingresos, si al gasto se le restan los costos financiero­s.

La estimación actual es que habrá un costo financiero del orden de 850 mil millones de pesos.

El gasto público total fue esti- mado en 5.7 billones. De modo que, para cumplir con el objetivo del superávit primario, los ingresos ordinarios deben ser de al menos 5.1 billones de pesos.

Este año, los ingresos presupuest­ales se estimaban en 4.8 billones, por lo que debe haber un incremento nominal de alrededor de 6 por ciento.

Uno de los primeros dilemas de Hacienda es la profundida­d con la que habrá de aplicar la reducción del IVA y el ISR en la frontera norte.

Si se quiere que la pérdida de ingresos sea limitada, entonces será relativame­nte fácil buscar mecanismos burocrátic­os que hagan difícil que se haga efectiva la reducción de impuestos en un primer momento.

Si se pretende realmente bajar de modo inmediato el costo fiscal en la frontera, se pueden diseñar esquemas muy laxos para hacerlo.

Los dilemas son más.

Para alcanzar las metas presupuest­ales, la Secretaría de Hacienda requiere moderar el alcance de algunos programas sociales, así como proyectos de inversión.

Le enumero sólo los más significat­ivos: la duplicació­n de las pensiones de adultos mayores; los programas de becas y aprendices; la refinería de Dos Bocas; el proyecto de Santa Lucía; el Tren Maya; el millón de hectáreas de árboles frutales y maderables.

Los recursos demandados por esos programas y proyectos son suficiente­mente elevados como para descuadrar el esquema fiscal y dejar lejos la meta para el superávit primario.

Sin embargo, si en 2019 sólo se presupuest­a una parte de los recursos totales que se van a requerir, es factible que se puedan acomodar en el Presupuest­o de Egresos, sin que éste se salga de control.

Algunos de los dilemas en los que estará metida la Secretaría de Hacienda, que ya encabeza con todas las de la ley Carlos Urzúa, tienen que ver con ajustar la dimensión de los gastos para que sean financiabl­es con los recursos disponible­s, pero sin hacer un recorte tal que vaya a generar un desencanto de muchos de los que respaldaro­n a AMLO.

Es decir, Hacienda tendrá que caminar en el filo de la navaja. Ni demasiado poco para producir frustració­n ni un exceso para que los mercados prendan las luces rojas.

Otro dilema más es el reacomodo del gasto, que todo indica que será el más agresivo de que se tenga memoria.

Para algunas entidades como la Sedena, Marina, las empresas energética­s o la Secretaría del Bienestar, habrá fuertes incremento­s. Otros, como la Secretaría de Agricultur­a, Economía o Gobernació­n, tendrán fuertes recortes.

El documento ya está en los últimos retoques y es más esperado que el América-cruz Azul.

Veremos qué contiene.

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