El Informador

Puro músculo

América y Cruz Azul dieron un partido cerrado y que dejó un sabor de boca amargo por las expectativ­as previas

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Una pelota en el travesaño fue el factor principal para que Águilas y Cruz Azul se fueran empatados 0-0 en el partido de Ida de la Gran Final del Apertura 2018, y es que Édgar Méndez tuvo el gol de La Máquina al minuto 90+3’, sin embargo la pelota se estrelló en el metal horizontal y el grito de anotación se quedó ahogado en las gargantas de la parcialida­d cementera, anoche en el Estadio Azteca.

La moneda está en el aire, el campeón del futbol mexicano saldrá el próximo domingo cuando se lleve a cabo el encuentro de Vuelta, en el mismo escenario, pero con la esperanza de que sea otro espectácul­o, ya que en los primeros 90 minutos se pudieron apreciar pocas jugadas de peligro, prácticame­nte nulas emociones.

Además la mala noticia para los americanis­tas es que prácticame­nte perderán a un par de jugadores que han sido fundamenta­les para Miguel Herrera, ya que Mateus Uribe y Roger Martínez tuvieron que abandonar la cancha por sendas lesiones.

Sorpresivo cerrojo

El primer tiempo resultó alejado a lo que se tenía presupuest­ado por la afición que prácticame­nte llenó el Estadio Azteca. Si bien comenzó con emociones, como la del minuto 9 en un gran lance de Agustín Marchesín que evitó la caída de su marco, o un penal que puso señalar Fernando Gue- rrero a favor del América por una supuesta falta de Igor Lichnovsky sobre Bruno Valdez, lo demás es digno de olvidar.

Los minutos transcurrí­an y no había peligro en ninguna portería, los equipos se neutraliza­ron, había pocas llegadas en las áreas, los arqueros, sobre todo Jesús Corona, tenían prácticame­nte un día de campo, mientras que los que más actividad tenían eran los mediocampi­stas, que su labor de recuperar balones lo hacían al pie de la letra.

Esto, aunado a las distraccio­nes de jugadores como Roger Martínez por América o Elías Hernández, que perdían balones a diestra y siniestra, lo cual dio como resultado que hubiera poco qué contar en la primera mitad, para el desencanto de los miles que entraron al Estadio Azteca y los millones que siguieron el cotejo por las dos grandes televisora­s del país.

Pan con lo mismo

El complement­o tuvo el mismo tenor que los primeros 45 minutos. Ambos equipos saltaron a la cancha con la intención de arriesgar poco y tener como principal objetivo las posesión del balón, además de darle circulació­n por todos los sectores de la cancha.

Conforme fueron avanzando los minutos, las llegadas a las porterías comenzaban a aparecer por fin, como un disparo de Paul Aguilar que contuvo bien Jesús Corona, o bien, llegadas de La Máquina, que si bien no terminaron en disparos directos, sí generaban nerviosism­o en las gradas.

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LA CONSTANTE DE LA NOCHE. Bruno Valdez vuela de manera poco ortodoxa, en un cotejo donde predominar­on las entradas fuertes y las emociones escasearon en ambas áreas.

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