El Informador

Retirarse a los 70

- COORDENADA­S Enrique Quintana Opine usted: enrique.quintana@elfinancie­ro.com.mx @E_Q_

La Cuarta Convención Nacional de Afores ha traído consigo algo muy positivo: la discusión respecto al tema del retiro.

Existe el consenso de que el sistema de pensiones en México no puede permanecer como está hasta ahora. Se requieren cambios relevantes para modificar su arquitectu­ra y para darle viabilidad de largo plazo.

En meses anteriores se han hecho reformas positivas pero insuficien­tes. Por ejemplo, la que dio mayor flexibilid­ad en el régimen de inversión de las Siefores permitirá optimizar el rendimient­o de los ahorros de los trabajador­es. Igualmente la reducción de las comisiones cobradas también favorecerá el saldo con el que los trabajador­es se retiran.

Sin embargo, estas reformas no abordaron el tema fundamenta­l que enfrenta el sistema de pensiones en México: cómo aumentar de modo importante la tasa de reemplazo, es decir, el porcentaje del último salario con el cual los trabajador­es se retiran.

Las estimacion­es que se han hecho en México, de acuerdo con la metodologí­as de la OCDE, son que cuando se retire la primera generación de los trabajador­es que financien sus pensiones exclusivam­ente con lo ahorrado en su Afore, tendrán en promedio una tasa de reemplazo de 25 por ciento.

Consideran­do que el salario promedio de cotización en México está en alrededor de 11 mil 400 pesos mensuales, estamos hablando cuando mucho de una pensión de 2 mil 850 pesos al mes, la cual es notoriamen­te insuficien­te.

Para aumentar la tasa de reemplazo hay dos temas fundamenta­les y ambos son muy polémicos.

El primero es el necesario aumento de las aportacion­es para el retiro. El segundo es el incremento de la edad de jubilación.

El día de ayer, en la Convención de las Afores, el secretario de Hacienda, Arturo Herrera, señaló que el incremento en las aportacion­es solamente se decidirá si se hay consenso con los trabajador­es. Se ve muy complicado que los sindicatos acepten una reducción en el flujo mensual que los trabajador­es reciben, que es lo que ocurriría en caso de que se aumentaran las aportacion­es a cuenta de los trabajador­es.

Sin embargo, los empresario­s también rechazan aumentar el porcentaje que aportan y no existen suficiente­s recursos fiscales para que el gobierno aumente la proporción que pone.

De manera que llegar a un consenso en esta materia se ve realmente muy complejo.

El otro tema es igualmente complicado, el aumento en la edad de jubilación, que en México no reconoce el incremento de la expectativ­a de vida de la población que está llegando a su edad de retiro y que justificar­ía retirarse a los 70.

El otro gran problema que existe en nuestro país es la muy elevada proporción de la población que trabaja en la economía informal. Al no tener ningún sistema de pensión que la respalde, más de la mitad de la población trabajador­a podría quedarse sin ningún apoyo cuando llegue su edad de retiro.

Hasta ahora, después de la gran reforma de 1997 que creó las Afores y de reformas parciales como la que se hizo en el caso del ISSSTE en la década pasada, no se ha instrument­ado una reforma suficiente­mente profunda y cada administra­ción ha dejado que la siguiente sea quien se haga cargo.

Esta situación, sin embargo, no puede permanecer por mucho tiempo más debido a que, por ejemplo, en el caso del sector público federal, en este sexenio se llegará a poco más de 1 billón de pesos como el pago de pensión cada año hacia 2024 una situación insostenib­le.

Más vale no volver a patear el bote.

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