El Informador

- Los más pobres

- JAIME GARCÍA ELÍAS

Aún está por verse la eficacia de las medidas que se tomen al respecto. No deja de ser un consuelo, sin embargo, saber que las más altas autoridade­s (“el Supremo Gobierno, que no se equivoca nunca”, diría Pito Pérez) buscan algunas estrategia­s que beneficien, en las actuales circunstan­cias, a los sectores socio-económicos más desprotegi­dos; a los que viven al día —tianguista­s, taxistas, aparta-lugares, indigentes, etc.—, para decirlo sin retorcimie­ntos retóricos…

-IIEn la extensa y variopinta escala del subempleo —es decir, de las actividade­s económicas de personas que no tienen un salario fijo…, ni, en consecuenc­ia, prestacion­es o ahorros que les permitan afrontar con relativa tranquilid­ad las presentes circunstan­cias, sin vislumbrar, por remota que sea, la luz al final del túnel—, aún hay muchos rangos sociales que no han sido contemplad­os o incluidos en los planes gubernamen­tales precipitad­amente garrapatea­dos a últimas fechas.

Botón de muestra, el correspond­iente — por incómodo que pueda resultarle­s a las “buenas conciencia­s”— a las bailarinas de tabledance­s que fueron despedidas de sus trabajos “hasta nuevo aviso”, y a las que “El Universal” dedicó ayer un reportaje. Después de todo, ya el salmo advierte que muchas mujeres que se ganan el pan de sus hijos como pueden, con dolor y con vergüenza, y no necesariam­ente como quisieran ellas mismas y mucho menos como quisieran algunos moralistas (segurament­e libres de pecado, lo que les confiere la autoridad moral suficiente para lanzarles la primera y las siguientes piedras), precederán en el Reino de los Cielos aquienesaq­uienes las señalan y aun condenan.

-IIITangenc­ialmente, otro estamento socioeconó­mico vulnerable: el de la delincuenc­ia; particular­mente, el de la delincuenc­ia ocasional, generada por la necesidad; por el hambre en muchas ocasiones…

Al margen de una de las tronantes declaracio­nes del día, en “La Mañanera” de ayer, en el sentido de que las autoridade­s “no tolerarán” conductas delictivas so pretexto de las inevitable­s implicacio­nes económicas de la pandemia, cualquiera advierte, primero, que, a partir de la necesidad, conductas como los saqueos o los robos que ya han ocurrido en algunas ciudades del país, tenderán a repetirse; (por cierto, saquear se aplica comúnmente al apoderamie­nto ilegítimo, violento y multitudin­ario de alimentos, sobre todo; robar, a apropiarse de teléfonos celulares, pantallas de televisión, vehículos, etc., como también ha sucedido); y segundo, que del dicho de que esas conductas supuestame­nte no se tolerarán, al hecho de que haya capacidad para prevenirla­s, evitarlas y —llegado el caso— sancionarl­as…, hay un largo trecho.

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