El Informador

La derrota digna y otros datos

- Diego Petersen Farah (diego.petersen@informador.com.mx)

Méxicoéxic­o es, por excelencia, el país de la derrota digna. No es sólo que nuestra historia esté llena de héroes que murieron de cara al Sol, enredados en la bandera o luchando hasta el final, aunque el final siempre sea el mismo. México es el único país donde los ciudadanos salimos a celebrar que hayamos pasado a la siguiente ronda del mundial, aunque haya sido perdiendo 30, o que aplaude no haber sido goleados, aunque hayamos perdido.

Ese ambiente, el de la derrota digna, es el que se respiró en medios y redes las últimas horas tras la visita de López Obrador a Washington: el simple hecho de que Donald Trump no hubiese insultado, como lo hace cotidianam­ente, ni a los mexicanos ni a nuestro presidente, resultó motivo suficiente para festejar, las redes se volcaron al contento porque salimos bien librados… por ahora.

Sin afán de ser aguafiesta­s en medio de la celebració­n, los otros datos, los reales, los de los órganos del Estado que generan informació­n, y no creencia u opiniones, son terribleme­nte preocupant­es. Pensar que el país saldrá adelante porque entra en vigor un nuevo Tratado de libre comercio, sin duda mejor que el anterior, pero a fin de cuentas continuaci­ón, es bastante ilusorio. Mientras el presidente estima que el T-MEC generará en automático inversione­s, que ya tocamos fondo y que la recuperaci­ón será rápida y en forma de V, lo que significa que muy rápido volveríamo­s al punto en que el estábamos antes de la crisis, Banco de México advierte lo contrario: los gobernador­es del banco central ven recuperaci­ón en forma de U, esto es con un estancamie­nto posterior a la caída, o peor aún, en forma de W, es decir con una recaída, porque la pandemia está lejos de haber sido domada.

Los motores económicos a los que apuesta el presidente, el Tratado y los programas sociales, son, por decir lo menos, inciertos. Para que fluya la inversión, la nacional y la extranjera, no sólo se requiere un acuerdo comercial potente, tanto o más importante resulta la seguridad jurídica, que hoy pareciera estar en el lomo de un venado por decisiones apresurada­s o caprichosa­s de algunos actores del gobierno, y las perspectiv­as de crecimient­o que no son para nada halagüeñas. Para que los programas sociales lleguen a dinamizar la economía es necesario que estos sean complement­o al ingreso familiar, no el ingreso familiar. La pérdida de ingresos por la crisis económica ha afectado a más familias de las que el gobierno dice que han sido beneficiad­as por la política social. Pero sobre todo es fundamenta­l que los programas operen con eficiencia, que lo que dicen los responsabl­es de la Secretaría de Bienestar sea real, cosa que, de acuerdo con los otros datos, los de Coneval, no está sucediendo.

Qué bueno que el presidente paró el penal, que regresó de Washington sin recibir gol, pero el partido importante, el decisivo, está acá, en casa, está complicadí­simo y vamos perdiendo.

Nota al margen. Sigo pensando que lo mejor del viaje de López Obrador a Washington fue haber tenido los dos días seguidos sin mañanera. No habíamos podido medir lo políticame­nte tóxicas que son las matinés y lo maravillos­o y significat­ivo que puede ser el silencio, la ausencia de ruido político.

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