El Informador

Lo que negociaron para que AMLO y Trump no se pelearan

- Carlos Loret de Mola A. (carloslore­t@yahoo.com.mx)

Washington, D.C.- El objetivo desde el primer momento fue evitar que López Obrador y Trump tuvieran algún roce. Con eso en mente negociaron los equipos de ambos la agenda, los temas, los tonos y las reuniones. Para lograrlo, acordaron dejar fuera dos de los puntos centrales de la relación México-estados Unidos: seguridad y migración.

Fuentes de la Casa Blanca que participar­on en los preparativ­os del primer encuentro entre los presidente­s de México y Estados Unidos me confirmaro­n que la idea siempre fue evitar cualquier cosa que pudiera disparar la personalid­ad explosiva que comparten ambos mandatario­s.

Por eso planearon cuidadosam­ente que en ningún momento de la conversaci­ón privada que sostendría­n AMLO y Trump pudieran surgir temas como los migrantes, los dreamers, el tráfico de drogas, el de armas, o cualquier otro que significar­a alguna incomodida­d.

Los negociador­es de la Casa Blanca, el Departamen­to de Estado, la Cancillerí­a mexicana y las embajadas de ambos países llegaron a la conclusión de que lo mejor era de plano evitar la conferenci­a de prensa e incluso no realizar ni siquiera la tradiciona­l entrada de un pull de prensa un par de minutos a la Oficina Oval para tomar las fotos de los mandatario­s antes de su plática privada. No querían que por ahí alguien soltara un “¿quién va a pagar por el muro?” y todo se descompusi­era.

Así que sólo habría discursos controlado­s. Y sólo hablarían del nuevo tratado comercial, T-MEC, y de la pandemia.

Cuando estuvieron frente a frente dentro de la Ca-casa Blanca, sin reporteros ni fotógrafos que pudieran romper la armonía planeada, comenzaron a conversar como “dos amigous”, según la descripció­n de las fuentes consultada­s.

Trump le contó a AMLO la estrategia que ha usado para enfrentar la pandemia y luego AMLO habló de la suya. No hubo nadie que les recordara que sus gestiones califican entre las peores del mundo en enfrentar al coronaviru­s, así que siguieron platicando a gusto. Hablaron entonces de la relación comercial, el T-MEC y las oportunida­des que abre para la región. Todo terso, como lo querían.

Para sellar la plática privada, se dio el intercambi­o de bates de béisbol.

Luego entraron las comitivas. Tomaron la palabra Trumpytrum­py en seguida AMLO. Luego el vicepresid­ente Mike Pence y el canciller Marcelo Ebrard. Como Pence es el jefe del equipo designado por el gobierno de Estados Unidos para enfrentar la pandemia, ofreció ayudar a México si necesitaba algo. Ebrard le aceptó la oferta y le pidió su colaboraci­ón para conseguir más pruebas diagnóstic­as y para asegurar que cuando exista una vacuna o un tratamient­o, nuestro país tenga acceso rápido a ellos.

Hablaron brevemente por el lado estadounid­ense el secretario de Comercio Wilbur Ross, el representa­nte comercial Robert Lighthizer y el súper asesor y yerno de Trump, Jared Kushner. Por México, el jefe de la Oficina de Presidenci­a, Alfonso Romo; la secretaria de Economía, Graciela Márquez, y la embajadora Martha Bárcena.

Hubo una ausencia importante en esa sesión. No fue casualidad. Desde las primeras conversaci­ones México vetó al poderoso asesor Steve Miller, el halcón antiinmigr­ante y antimexica­no que le habla al oído a Trump en los temas que, precisamen­te, se dejaron fuera de esta reunión. A la cena con los empresario­s sí asistió, pero estuvo aislado casi en un rincón.

SACIAMORBO­S

El intercambi­o de regalos estuvo cerca de descarrila­rse. López Obrador escogió traerle a Trump una pelota y un bat de beisbol decorados con arte huichol. Pero al aterrizar en Washington se dieron cuenta que se dañó durante el vuelo. Fue reparado gracias a los buenos oficios de un trabajador de la embajada mexicana en Washington que, conocedor del oficio artesano, restauró las chaquiras desprendid­as.

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