Los efectos positivos son temporales
Gracias al confinamiento durante los meses de marzo, abril, mayo y parte de junio, el aire se percibió más limpio, principalmente por la reducción de los vehículos.
Sin embargo, la investigadora de la Universidad de Guadalajara (Udeg) y especialista en Ciencias Ambientales, Valentina Davydova, advirtió que estos beneficios fueron temporales y que, de hecho, al reactivar todo de forma simultánea, los gases de efecto invernadero que habían disminuido serán más que antes de la pandemia.
“Hay cambios significativos porque es un gas que vive en la atmósfera entre 60 y 80 años. Si hoy dejaran de emitirse los gases, de cualquier manera recibiremos las consecuencias dentro de 60 y 80 años”.
La solución para que las concentraciones comiencen a disminuir poco a poco y de manera permanente, explicó, es traspasar las actividades a los gases de efectos no invernadero o el uso de la energía limpia.
Además, aquellos animales que salieron a recuperar el territorio perdido, incluso los que reaparecieron luego de que se creían extintos, tuvieron consecuencias (fueron más fáciles de cazar). “Quieren reactivar la economía, pero en ningún momento se exige que las empresas o las industrias con mayores emisiones de gases se apeguen a una política verde. La gente saldrá adelante de la manera más barata y se espera un incremento exponencial de la contaminación”.
Agregó que “todo se hace sin ciencia, no existe una programación ni una visión a mediano o largo plazos. Todo pasa de manera espontánea”.