Las alertas
Pese a la disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero en el mundo, más animales recuperando territorios y aguas cristalinas, entre otros beneficios generados por la pandemia del COVID19, puede que no sea lo mejor para el medio ambiente.
De hecho, China y Estados Unidos son los más afectados, además de otras potencias mundiales. Han visto cómo la pandemia destruye su economía.
Roger Harrabin, analista de medio ambiente, señaló que ambos países están desesperados por volver a los niveles de producción anteriores al virus, así que sus líderes pueden pensar que la manera más segura de lograrlo es recurriendo a los viejos y confiables combustibles fósiles. “Deben decidir si rescatan a las empresas contaminantes y usan ese rescate como palanca para imponer reformas con un enfoque ambiental, o dejar que vuelvan al uso intensivo del carbono como una medida para arreglar la economía de manera rápida”.
En Estados Unidos, algunas empresas de combustibles fósiles están decididas a buscar que el Gobierno las rescate sin comprometerse con un futuro menos contaminante.
El presidente Donald Trump, además, resta importancia al cambio climático. Insiste en ayudar a las compañías petroleras.
Y en China, sólo en marzo pasado se aprobó la operación de las plantas impulsadas por carbón en una cantidad mayor a lo que se autorizó en todo 2019.