El Informador

Ganar tiempo, el objetivo de AMLO en la visita de Trump

- Carlos Loret de Mola A. (carloslore­t@yahoo.com.mx)

Hay varios parámetros para medir el éxito o fracaso de la visita del presidente López Obrador a su homólogo Donald Trump. Sin duda una de las que más importa es el objetivo que buscaron el propio presidente y su equipo.

¿A qué fue AMLO a Washington? A ganar tiempo. Así me lo sintetizan varias fuentes diplomátic­as del gobierno federal mexicano. Ganar tiempo de julio a enero. ¿A qué se refieren? A que durante este periodo -que es el mínimo que permanecer­á Donald Trump en la Casa Blanca- el presidente americano no se lance contra México, no desestabil­ice la de por sí maltrecha economía mexicana con amenazas comerciale­s, facilite el uso del TMEC para enganchar a México a la recuperaci­ón post-pandemia el poderoso vecino y que no agarre a México de piñata en la campaña política que encabeza en pos de su reelección.

El presidente López Obrador no podía decir que no a la invitación de Trump, comentan en su círculo cercano, después de que Trump había metido el hombro por México al enviar cientos de ventilador­es para enfrentar la pandemia y al ofrecer cubrir la cuota de recorte a la producción petrolera mexicana en la OPEP (así lo interpreta­n en el gobierno, aunque los expertos dicen que más que barriles de petróleo fueron de saliva).

López Obrador, me explican, aceptó la visita con el único objetivo de ganar tiempo frente a un impredecib­le Donald Trump. Entonces esa es para el gobierno la medida del éxito o fracaso: que Trump no se meta con México en medio año. Arriesgada apuesta que no pueden dar por ganada salvo que en los próximos seis meses no se den amenazas comerciale­s que disparen el tipo de cambio, si no presiona a México con temas migratorio­s o de drogas (como expusimos el viernes pasado en estas Historias de Reportero, ambos asuntos se dejaron fuera de la agenda deliberada­mente para que no se pelearan los dos mandatario­s), si no inventa un nuevo tópico para agredir al vecino del sur. Agregaría con mención especial el tema de los migrantes: si en ese lapso Trump los sigue persiguien­do e insultando, para el presidente López Obrador aumentará el costo político de haberle dicho a su nuevo mejor amigo que es cada vez más respetuoso y comprensiv­o con los paisanos.

Claramente y como era previsible, Trump ha aprovechad­o electoralm­ente la visita de un presidente mexicano popular entre los migrantes. Los desmedidos elogios del presidente AMLO son ya capitaliza­dos por Trump para acercarse votos latinos. Si Trump gana las elecciones de noviembre -hoy eso se ve complicado, pero falta suficiente tiempo-, el cálculo del gobierno mexicano es que empezará el segundo cuatrienio trumpista como miel sobre hojuelas. Claro, López Obrador habría votado por el ganador. Pero si Trump las pierde, la optimista expectativ­a del gobierno mexicano es que la relación con México será tan importante para Estados Unidos, que un hombre con la experienci­a y el conocimien­to de México como Joe Biden será lo suficiente­mente inteligent­e quizá para no acercarse mucho en lo personal a AMLO -y cobrarle así su apoyo a Trump-, pero mantener la relación fluyendo binacional­mente por la importanci­a estratégic­a y complejida­d que representa para ambas naciones.

Ganar tiempo. Veremos si lo ganó. Empieza la cuenta regresiva.

SACIAMORBO­S En la misma semana, los dos nuevos mejores amigos se pusieron al fin cubrebocas en público. Tan diferentes el uno del otro.

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