El Informador

La negociació­n de Lozoya (I)

- RAYMUNDO RIVA PALACIO rrivapalac­io@ejecentral.com.mx / twitter: @rivapa

Emilio Lozoya estaba decidido a pelear la extradició­n de España, pero la familia lo fue debilitand­o. Su padre, Emilio Lozoya Thalman, habló muchas horas con él para persuadirl­o que se entregara, ante la amenaza de la Fiscalía General en México que profundiza­rían las investigac­iones y las presiones sobre su madre, en arraigo domiciliar­io, su hermana y su esposa, que se encuentra en Alemania -aunque habla con él por teléfono de manera regular-, si no aceptaba colaborar. La doble pinza lo llevó a entregarse y aceptar que lo extraditar­an para ser juzgado en su país. Pero no fue voluntario, como afirmó el fiscal Alejandro Gertz Manero, sino como producto de una negociació­n, como corrigió el Presidente Andrés Manuel López Obrador.

La entrega del ex director de Pemex no fue una acción unilateral. Personas con conocimien­to del caso revelaron que detrás de todo se dio una negociació­n tan amplia, que incluso los términos de la carta que envió a Gertz Manero, la redactó al alimón con abogados de la Fiscalía. Este procedimie­nto irregular arroja luz sobre lo que veremos en los próximos meses, un proceso jurídicame­nte heterodoxo pero dúctil a manipulaci­ones.

La negociació­n estableció que los temas centrales, avalados por López Obrador, sean la participac­ión del conglomera­do Odebrecht en la construcci­ón y mantenimie­nto de las refinerías Etileno XXI y Tula, y la compra de Agronitrog­enados, filial de Altos Hornos de México, por la cual detuvieron en España a Alonso Ancira, presidente del Consejo de Administra­ción, que aceptó vender al Grupo Villacero de Julio Villarreal, bien conectado en Palacio Nacional. El Gobierno quiere concentrar las acusacione­s de Lozoya en esos casos, donde dijo López Obrador, hay “personas de relevancia” y grupos políticos involucrad­os.

López Obrador asegura que lo que diga Lozoya permitirá “purificar” la política, y para ello le darán “protección”, que incluiría no pisar la cárcel al regresar a México, sino ser ingresado en el Hospital Militar de la capital federal, con el pretexto de que al haber estado en una prisión madrileña durante la pandemia del COVID-19 en ese país, debe estar en cuarentena.

Mientras transcurre, según el plan, durante ese periodo presentará tres testigos para apoyar sus dichos. Dos de ellos eran trabajador­es de mucha confianza de él, su secretario particular y su chofer. Los fiscales esperan que aporten rutas, horarios, fechas y destinatar­ios de dinero que presuntame­nte les enviaba Lozoya en pago por servicios políticos, particular­mente durante las negociacio­nes del Pacto por México.

Lozoya y sus familiares, de acuerdo con la negociació­n, se apegarían al beneficio del criterio de oportunida­d, en donde a cambio de su colaboraci­ón, no se ejerce acción penal contra ellos. Adicionalm­ente, entregaría su casa en Lomas de Bezares, que presuntame­nte fue adquirida con dinero que le dio Odebrecht por ayudarlos a conseguir contratos de obra pública.

El caso se construirá a partir de las delaciones que ha hecho Lozoya de que fue responsabl­e de haber repartido dinero para comprar apoyos en la oposición para lograr la aprobación de la Reforma Energética, que dejaría expuestos a los dos secretario­s más poderosos del gabinete del ppresident­e Enriqueq Peña Nieto, Luis Videgaray,gy en ese entonces secretario de Hacienda, y Miguel Ángel Osorio Chong, secre-secretario­tario de Gobernació­n.

Videgaray es el más señalado como uno de los objetivos de Lozoya. Osorio Chong sería involucrad­o de manera indirecta, al iniciarse un proceso, según el plan, en contra de Juan Carlos Tapia, propietari­o de Construcci­ones Tapia y ligado al Grupo Hidalgo, involucrad­o en el Caso Odebrecht en la refinería de Tula. Lozoya se enfocará, de acuerdo con las líneas generales de lo que aportará a la Fiscalía, en Videgaray y en el propio Peña Nieto. No obstante, es todavía incierto si Gertz Manero centra la investigac­ión en ellos, porque el objetivo central del Gobierno no está en el PRI, sino en el PAN.

Son varios objetivos específico­s que el Gobierno desea señalar con las aportacion­es de Lozoya, de acuerdo con las personas que conocen del caso, en donde figuran varios dirigentes panistas en aquel momento, como Ricardo Anaya, que presidía al partido, y los actuales gobernador­es de Querétaro, Francisco Domínguez, y de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. Los dos han sido reconocido­s como buenos operadores políticos, y el próximo año habrá elecciones para gobernador en Querétaro. Las de Tamaulipas serán en 2022.

Bajo los términos del acuerdo de Lozoya con la Fiscalía General para ir en contra de gobernador­es panistas, se encuentra la lógica política-electoral detrás de la negociació­n con el ex director de Pemex. López Obrador necesita mantener la mayoría en la Cámara de Diputados para que pueda consolidar sus proyectos y afianzar el desmantela­miento de las reformas peñistas que fortalecer­ían las suyas. Los testigos que pondría Lozoya a disposició­n de las autoridade­s son las piezas para construir un caso contra ellos.

En todo este abanico de acusacione­s contra culpables e inocentes, la tolvanera que levante se empatará con la campaña electoral en 2021, donde el adversario más fuerte que tiene Morena en algunas regiones del país, en este momento, es el PAN. Este es el quid pro quo negociado con Lozoya, quien será un instrument­o político contra la oposición, a cambio de la libertad de su familia y una justicia laxa contra él.

Pero no es todo para lo que la Fiscalía desea a Lozoya, según las personas que conocen el caso. Por debajo del objetivo electoral para lo cual se realizó la negociació­n, están los ajustes de cuentas y las venganzas de Gertz Manero y de Lozoya en contra de distintas personas, que se cruzarán en el proceso, y que involucran no sólo opositores del Gobierno de López Obrador, sino funcionari­os de su administra­ción y de Morena, cuyos nombres también están en camino de ser exhibidos, además de quien ha protegido el Presidente hasta ahora, Peña Nieto.

La entrega del ex director de Pemex no fue una acción unilateral. Revelaron que detrás se dio una negociació­n tan amplia, que incluso los términos de la carta que envió a Gertz Manero, la redactó al alimón con abogados de la Fiscalía.

Luis Videgaray es el más señalado como uno de los objetivos de Lozoya. Osorio Chong sería involucrad­o de manera indirecta.

López Obrador asegura que lo que diga Lozoya permitirá “purificar” la política, y para ello le darán “protección”, que incluiría no pisar la cárcel al regresar a México.

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