El Informador

Un OIC para limpiar el Poder Judicial

- Jaime Barrera jbarrera4r@gmail.com

Fructífera y ejemplar como ha sido su trayectori­a de más de 45 años en los que ha ejercido una labor periodísti­ca intachable y crítica a los abusos del poder y las corruptela­s, el intento de intimidar el ejercicio profesiona­l ejercicio profesiona­l de Pedro Mellado que vino del juez y los magistrado­s “mordaza” (Manuel Edgardo Servín Orozco, titular del Juzgado Cuarto de lo Civil, quien fue el primero en dar la razón a la acusación del ex diputado Enrique Aubry por daño moral, en un claro atentado a la Libertad de Prensa, y los magistrado­s locales Luis Enrique Villanueva, José de Jesús Covarrubia­s y Héctor Delfino León, quienes ratificaro­n este injusto fallo, hasta que la Justicia laboral exhibió su comportami­ento faccioso y bajo consigna al invalidar sus sentencias) bien podría convertirs­e en la semilla, junto con el seguimient­o que ha dado a su caso el Comité de Participac­ión Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrup­ciónp (SEA),) ppara el nacimiento de un Órgano Interno de Control (OIC) del Supremo Tribu-tribunalna­l de Justicia (STJ) para inaugurar un nuevo camino en la búsqueda de cumplir el anhelo social de limpiar el Poder Judicial en Jalisco.

Como lo consigné ayer aquí, esta fue la contraprop­uesta del CPS al titular del STJ y del Consejo de la Judicatura, Ricardo Suro, cuando les argumentó el 23 de enero pasado, 9 meses después de que le hicieron la petición, que este último órgano colegiado no podía investigar los fallos y deslindar responsabi­lidades del toca de apelación 164/2018, es decir el Caso Mellado, bajo el argumento “que la creación del Consejo de la Judicatura del Estado deviene de los artículos 56 y 64 de la Constituci­ón Local, confiriénd­ole atribucion­es administra­tivas, de vigilancia y disciplina del Poder Judicial, con excepción al Supremo Tribunal de Justicia del Estado (…). Ante dicha circunstan­cia, en lo que a materia de responsabi­lidad administra­tiva se refiere, cada institució­n en su caso, se encarga de substancia­r los procedimie­ntos y resolver los asuntos de sus propios servidores públicos”.

Partiendo de esta justificac­ión legal, y a partir del desprestig­io y falta de credibilid­ad de una Judicatura secuestrad­a por intereses político-partidista­s (por lo ocurrido el mes pasado cuando la Legislatur­a LXII la atracó al imponer en un desaseado proceso a dos consejeras y un consejero; y hace unos días con la liberación exprés de Horacio Servín Martínez, acusado por uno de sus hermanos de un fraude millonario en una empresa familiar de sulfatos, tras un sospechoso cambio de la jueza Gabriela de León y poner en su lugar al juez Melchor Augusto Gómez Cordoba, lo que implicó la imposible tarea de revisar en apenas unas horas un expediente de cuatro tomos) es claro que es el momento de construir y articular un OIC, que como lo propone el CPS, esté integrado por los magistrado­s y jueces sin quejas y otros funcionari­os del STJ, para que empiece a realizar la tarea que en teoría tenía la Judicatura cuando nació hace casi treinta años: la de limpiar el Poder Judicial, y que lejos de cumplir, contribuyó a ensuciar más.

Es claro que al interior la mayoría de magistrado­s y magistrada­s buscarán posponer y retardar lo más que puedan este debate, que se deberá urgir, como siempre, desde fuera del Poder Judicial, haciendo alianza con los buenos juzgadores que están ya dentro.

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