Las adaptaciones de las ciudades
Es indudable, ante la actual pandemia, que los hábitos y costumbres a los que estábamos acostumbrados deben de cambiar y adaptarse, no sabemos por cuánto tiempo, a una nueva e insospechada realidad. Es también incierto el saber si las condiciones habrán de prevalecer, tal como las conocemos, en el futuro.
Tienen cierta razón las voces que afirman que la pandemia es el resultado de un sistemaque, sistemaque, al no estar basado sobre una mayor sostenibilidad, podría seguir causando estragos como los que estamos presenciando en todo el mundo. El origen, situado en una populosa ciudad de China, puede ser a la larga otras urbes del planeta en las que parecidas condiciones se observen.
La forma de realizar operaciones de urbanización, y de arquitectura, debe definitivamente replantearse en beneficio de la salud pública. Una de las principales medidas deberá ser el establecer espacios públicos suficientes para ofrecer, con sus elementos vegetales, áreas verdes que propicien una mayor oxigenación y por lo tanto un medio ambiente más sano. Es indudable el déficit que la Zona Metropolitana de Guadalajara presenta en este vital renglón. Esas áreas verdes, a consolidar y establecer en el futuro, generarán lo que se conoce como un esponjamiento de las mismas y sus benéficos efectos sobre toda la comunidad.
Con mayores y mejores áreas verdes, y su adecuada operación en esta contingencia, será posible siempre que haya un mayor número de usuarios en ellas y por lo tanto mejores condiciones anímicas y físicas para quienes concurran a esas áreas. No es simplemente un asunto recreativo sino una necesidad primaria de los usuarios en busca de una salud y un equilibrio anímico. El adecuado transporte público es también una necesidad urgente.
Los últimos datos sobre el número de contagios registrados en nuestro país y en nuestro Estado hacen obligada una profunda reflexión sobre la manera de vida que observamos. El exagerado consumo en todos los frentes es sin duda un elemento que genera condiciones más propicias a la pandemia. Es, por otra parte, urgente regresar al uso eficaz de sistemas de aereamiento y ventilación que no dependan tanto de energías artificiales, basadas en una huella de carbono por todos conceptos insostenible. Se deberán, por supuesto, revisar los índices de densidad urbana.
Estas son algunas medidas que por ahora se pueden anticipar como deseables. Sin duda habrá muchas otras que se deberán plantear en el futuro próximo. Una cosa es clara e irreversible: las ciudades deberán adaptarse rápidamente a las nuevas condiciones impuestas por la actual pandemia. La conciencia y solidaridad de toda la población es indispensable.