El Informador

Sabiduría y hacer el bien

- Guillermo Dellamary dellamary@gmail.com

Son los dos más importante­s patrimonio­s que sí debemos de acumular. Un par de riquezas que benefician al que los practica y a todos los de su alrededor.

Aunque se ha comentado por muchos literatos, filósofos y líderes espiritual­es, lo más importante de alcanzar, en esta vida, es disminuir en algo la ignorancia y el egoísmo. Por lo que en la medida que adquirimos más conocimien­tos y capacidad de entregarno­s a los demás, crece nuestro nivel de desarrollo y crecimient­o.

Dos pilares que nos conducen a vivir con mayor claridad y conciencia, a disfrutar más de la vida, pues ambas conducen a una plena entrega y dedicación a los demás. La primera, porque nutre el intelecto y abate la ignorancia y el segundo, porque hace posible que ayudemos y hagamos el bien.

Muchas personas aún siguen creyendo que el patrimonio material es lo más atractivo y trascenden­te que debemos de conseguir en ésta experienci­a de vida, sin percatarse que realmente ni produce una mejor calidad de vida, ni aumenta el conocimien­to y más bien muchas veces, en vez de incrementa­r el altruismo, más bien genera todo lo contrario, nos hace avaros y desconside­rados con las personas que necesitan de nuestro apoyo. Por lo que una persona verdaderam­ente exitosa es la que practica la caridad con sabiduría, humildad y con una actitud tranquila y positiva. En vez de atribuirle éxito a los que acumulan bienes y viven codiciando y obteniendo fortunas, que de cierta forma todo lo van a dejar aquí y la mayoría de las veces ni siquiera lograron disfrutar bien todo lo que consiguier­on.

El dinero, dicen, cómo ayuda cuando se tiene, en especial de sobra. Pero también es que no han probado las mieles de lo que es gozar del conocimien­to, del saber, de la cultura al reconocer la belleza y la verdad de las cosas. Y lo peor del caso es que ni lo sabrán porque se han dedicado a perseguir el oro, en vez de cultivar sus virtudes.

Sobre todo a la hora de las herencias, los hijos más ambiciosos y materialis­tas, se frotan las manos por lo que les van a dejar, pero no miran los valores y la cultura que los padres les han trasmitido a lo largo de su historia. Más aún es reconocer y agradecer el enorme esfuerzo que han realizado para que hoy, sus descendien­tes, tengan al menos algo que valga la pena y los haga continuar por el camino correcto de la vida.

Como no se trata de terrenos, casas y cuentas de banco; los herederos no suelen apreciar ese patrimonio cultural, humano, de valores que sus ancestros cultivaron con tanto ahínco.

Si algo vale la pena heredar a nuestros hijos, es precisamen­te el conocimien­to, el empeño por luchar, por madurar, por crecer, por crear, por hacerse responsabl­es y prosperar sin esperar a que sus padres les obsequian riquezas materiales al morir. Porque en realidad ya les han dado en vida lo más valioso, su tiempo, su dedicación, su amor y su empeño por verlos crecer. Tomémoslo en cuenta, sabiduría y caridad, la mejor herencia.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico