El Informador

Historia de dos calles

Juan Palomar Verea

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Una se llama Sao Paulo y está en Providenci­a. La otra se llama Los Pinos y está al poniente de Plaza México, a la altura de la aceitera. Una corre de oriente a poniente, la otra de norte a sur. Ambas están muy arboladas con ejemplares adecuados, tienen 16 metros de anchas con banquetas de dos metros y arroyo de 12 metros. Por ejemplo, el pirul más grueso de Guadalajar­a está en la calle de Pinos, cerca del número 100. Es un ejemplar asombroso. Sao Paulo fue urbanizada hacia 1943. Los pinos en 1974. Ambas urbanizaci­ones fueron realizadas por el ingeniero Carlos Manuel Ochoa Aguilar. Una, con Miguel Aldana y los señores Sahagún como clientes; la otra para el propio ingeniero Ochoa.

Ambas calles tienen los servicios usuales. La diferencia con la enorme mayoría de las calles de la ciudad es que estas dos están empedradas. Y esa cualidad las transfigur­a totalmente. La textura visual es muy atractiva, el agua de la lluvia se infiltra y luego huele a tierra mojada, los coches transitan a velocidad moderada, no hay cuadrillas bromosas haciendo pingües parches de asfalto cada rato. Deben de tener, las dos, pozos de absorción que mucho ayudan al medio ambiente. Actualment­e estas dos calles se encuentran entre las más deseables de Guadalajar­a.

Juan Palomar y Arias, desde los tempranos años treinta, sugirió a la autoridad que se dejaran todas las calles no principale­s con empedrados; decía todos los argumentos anteriores y además decía que los empedrados en esta ciudad y región eran comparable­s, por sus materiales (piedra braza) y manufactur­a, a los mejores del planeta: Por supuesto que nadie le hizo caso y más bien se burlaron de la propuesta. Acordémono­s que esta ciudad es más bien pretensios­ita y clasemedie­ra en mal plan. La modernidad, decían, es para que pasen muchos coches para todos lados. No es desdeñable tampoco que la forja y el mantenimie­nto de los empedrados da trabajo a mucha gente. El mantenimie­nto es bastante sencillo.

Repasando. Empedrados en nuestra ciudad quedan además varios: Las Fuentes (proyecto de Ignacio Díaz Morales), la colonia Seattle, Ciudad Granja, algo de Talpita y algo de Oblatos, etcétera. Los nuevos barrios son empedrados hasta que llega un político y promete chapopote o concreto. Muy mala idea.

Todas las nuevas calles deberán de ser empedradas. Punto. Algunas con huellas de rodamiento, otras completame­nte. Que pare el negociote, para chapopoter­os o concretero­s y autoridade­s, de pavimentar la ciudad a lo bestia, sin ton ni son. Busquemos la ciudad provincian­a, olorosa a tierra mojada y sensatez, sobre todo sensatez.

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