El Informador

El grito de la vida que germina

-

La comunidad cristiana inicia con el relato de unas mujeres que al buscar el cuerpo muerto de su maestro encuentran la tumba vacía. Lo primero que experiment­aron fue el horror y la desesperac­ión: ¡Han desapareci­do el cuerpo! Pero muy pronto, estas mujeres percibiero­n en el vacío el silencio de la vida que germina. Entonces gritaron: “¡Está vivo!”. Su desesperac­ión se convirtió en fuerza transforma­dora que las impulsó a regresar a sus comunidade­s para comunicar no la tristeza de la vacuidad y la derrota sino el gozo de la plenitud y la victoria. Los hombres no les creyeron y fueron a verificar la certitud de ese relato. Llegaron a la tumba y no encontraro­n a nadie, tan sólo vieron en el suelo el lienzo que días atrás había envuelto el cuerpo inerte del maestro. Quedaron pasmados. Nuevamente, las mujeres los sacaron de sus inercias volviendo a gritar: “¡Está vivo!”. El vigor del testimonio de estas mujeres que supieron percibir vida donde ellos no veían nada, los transformó, y juntos, en comunidad, continuaro­n las mismas prácticas vitales del maestro: sanaron, perdonaron, incluyeron, compartier­on; prácticas que siguen vigentes hasta el día de hoy en las comunidade­s que pretenden ser cristianas.

Este mismo vigor lo encuentro en el testimonio de muchas mujeres que van germinando vida ahí donde se encuentran: mujeres que no se dejan definir por el silencio y el temor, sino que gritan: “¿Dónde están?”, “¡Ni una más!”, “¡Yo sí te creo!”, “¡A mí también!”. Gritos que nos van sacando de nuestras inercias y que nos van impulsando a abrirnos a vivir de otra manera.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Mexico