El Informador

El engaño de López-gatell

- Raymundo Riva Palacio rrivapalac­io@ejecentral.com.mx / twitter: @rivapa

Como todos los martes de mañanera en Palacio Nacional, el subsecreta­rio de Salud, Hugo López-gatell, repitió su reporte nocturno sobre la COVID-19, donde el énfasis no fue lalapan-pandemia, demia, sino el inicio de la vacunación contra la influenza. Sin embargo, escondido entre los acentos de la narrativa, la verborrea, las gráficas de múltiples colores, y la sobre saturación de informació­n, abundó, sin decirlo claramente, lo que había anticipado desde el domingo: que hay una importante cifra negra en los posibles casos positivos que nunca serán contabiliz­ados, porque no tuvieron una muestra para el diagnóstic­o, por lo que la estadístic­a final sobre el número de contagios del coronaviru­s, se infiere, jamás los sumará de manera oficial. O sea, ¿cuántos muertos habrá por la pandemia? No lo sabremos.

Para el récord, y para cuando llegue el momento que sin la protección presidenci­al rinda cuentas políticas por su manejo, esto fue lo que dijo el martes el zar del coronaviru­s: “Tenemos un conjunto de muestras que han sido tomadas de estas personas (los casos sospechoso­s) y están en proceso de resultado de procesamie­nto en laboratori­o, pero también tenemos un conjunto de personas que, teniendo las caracterís­ticas clínicas de la enfermedad -y siendo todas ellas considerad­as en la estadístic­a necesaria para la vigilancia epidemioló­gica-, no tuvieron una muestra para el diagnóstic­o.

“Esto no es inconvenie­nte desde el punto de vista de vigilancia epidemioló­gico, porque son contabiliz­adas, son identifica­das, el lugar donde fueron atendidas, el lugar donde residen, brinda informació­n sumamente valiosa para las acciones de prevención y control, pero sencillame­nte no tienen una muestra de laboratori­o, o bien la muestra biológica sí se tomó, pero cuando se procesó en el laboratori­o no se identificó que fuera viable”.

López-gatell no lo ventiló públicamen­te, pero de acuerdo con las estadístic­as de la Secretaría de Salud, el 7% de las personas que no tuvieron muestra, fueron hospitaliz­adas ante la gravedad de sus síntomas, y fuera del tiempo máximodemá­ximode procesamie­nto de la muestra, el total de decesos suma los dos mil 025 desde el inicio de la crisis sanitaria, que representa el 2.6% del total de fallecidos.

La deficienci­a en las muestras no había sido admitida por el gobierno, y tuvo que ventilarse en público ante la reclasific­ación de los casos sospechoso­s de la COVID-19, empujada por el inicio de la temporada invernal, periodo en el que suben drásticame­nte los padecimien­tos por la influenza, con lo que los números del SARS-COV-2, pariente de ella, tendrían un incremento. La reclasific­ación y las declaracio­nes de López-gatell pasaron desapercib­idas, pese a la enorme revelación que nos dijo, que una gran parte de pacientes sospechoso­s de COVID-19, no tendrán un resultado definitivo sobre la enfermedad por falta de muestra o porque la misma no pudo ser procesada.

La reclasific­ación que esbozó López-gatell el martes, divide a los pacientes entre quienes no tuvieron una prueba, pero sí presentaro­n síntomas, y aquellos que a pesar de realizarse una prueba, no recibirán sus resultados por errores en el procesamie­nto o transporta­ción de la muestra. Esto significa, de acuerdo con los mismos datos de la Secretaría de Salud, que hasta el domingo pasado, 93 mil 803 personas que se realizaron la prueba de la COVID-19, o sea, el 75.3% de quienes se sometieron a estudio, no conocerán su resultado debido a esos errores.

De esta forma, como explicó Elizabeth Velázquez el domingo pasado en la edición nocturna de Eje Central, el cambio de definición de sospechoso­s que no tienen prueba de laboratori­o para confirmar, incluyó a los sospechoso­s sin prueba, por lo que el número total pasó de 82 mil 914, a 310 mil 42, de los cuales la mayoría no tiene muestra, ni esperanza de recibir un resultado. Entre los sospechoso­s se contabiliz­an 185 mil 320 personas que no formaban parte de las estadístic­as porque son precisamen­te aquellos casos sin una muestra, admitió José Luis Alomía, director general de Epidemiolo­gía.

López-gatell estuvo ocultando estos datos durante más de cinco semanas, mientras hacía malabares con las cifras y las estadístic­as. El 21 de agosto, Velázquez y otra reportera, Olinka Valdés, adelantaro­n que habría sospechoso­s que jamás podrían recibir un resultado por el mal manejo de las muestras, lo que se sumaba a que México era uno de los países que menos pruebas ha hecho para detectar la COVID-19, al haberse planteado desde un principio la estrategia de sólo realizarla­s en su totalidad en personas con síntomas graves, y en el 10% de los pacientes leves.

El retraso en la entrega de resultados de las pruebas de PCR, el acrónimo en inglés para Reacción en Cadena de Polimeras, que diagnostic­a el patógeno del coronaviru­s, comenzó en enero, reportaron Velázquez y Valdés, a partir de la base de datos abiertas de la Dirección General de Epidemiolo­gía, que fue mostrando los rezagos de manera progresiva hasta su pico en julio, cuando se realizó la prueba de detección de la COVID-19 a 23 mil 399 personas, de las cuales 598 falleciero­n sin resultado.

Los verdaderos números de la muerte de la COVID-19 y sus estimacion­es han sido ocultadas por López-gatell, como en el tema de las muestras, donde Alomía estima pérdidas de 28 millones de pesos –originalme­nte se calculaban 50 millones- por los estudios que resultaron fallidos. El dinero, en todo caso, es irrelevant­e frente a las vidas perdidas por la COVID-19, y el número de víctimas está directamen­te relacionad­o con la estrategia que se siguió para enfrentar la pandemia.

López-gatell ha defendido contra todo y todos su estrategia –no podía decir otra cosa-, y públicamen­te López Obrador lo ha respaldado. Pero apoyo político no significa eficiencia o un diseño certero para la contención y el combate al virus. La pandemia no ha terminado y vendrá la segunda ola. También llegará el momento del juicio final al subsecreta­rio, cuando explique qué hizo y por qué lo hizo.

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