El Informador

Si no ayudan, no estorben

- Pablo Latapí platapi.en.i@hotmail.com

La semana pasada los diputados de Jalisco llegaron a un acuerdo para pedir a la Secretaría de Educación del Estado que sancione las clases particular­es a las que han recurrido aquellos papás que tienen recursos y que se imparten en domicilios donde, puestos de acuerdo, varios vecinos envían a sus hijos y pagan un maestro o maestra para por lo menos durante un par de horas diarias recibir lecciones de conocimien­tos generales.

Eufemístic­amente se le ha llamado homeschool­ing, y bien visto es una medida desesperad­a de los papás para que en la ausencia de clases presencial­es en las escuelas, sus hijos sostengan algún tipo de actividad académica presencial y socialicen con un maestro o maestra y con varios compañeros, aunque sean de diferentes grados escolares.

Nada qué ver con lo que sería una clase en un aula.

Pero es una medida desesperad­a ante una situación totalmente nueva y complicada como es el confinamie­nto. Honestamen­te es complicado creer que se puede seguir con el crecimient­o escolar “normal” a la distancia, con clases por internet, chats y la mayoría por canales de televisión. Son muchas las limitantes y de todo tipo.

Los diputados consideran el homeschool­ing una actividad “irregular” que carece de toda validez oficial. El año no contará.

Una vez más, los señores y señoras legislador­as demuestran estar muy lejos de la realidad, y muestran cero empatía con los papás que ya llevan más de seis meses con sus hijos refugiados en sus casas tratando de salir adelante académicam­ente.

Y por lo que hemos platicado con varios padres de familia, lo que menos les preocupa en este momento es la validez oficial de las actividade­s que están cursando sus hijos.

El año escolar ya lo dieron por perdido, con el consuelo de que es una situación general que afecta a todos los estudiante­s.

El confinamie­nto por la pandemia es una situación totalmente irregular que obliga tomar decisiones completame­nte diferentes e innovadora­s para enfrentar el enorme reto de la educación.

El Gobierno y las autoridade­s, en general, deberían agradecer que haya papás que estén haciendo el esfuerzo y el ejercicio de contratar las clases a distancia, y ellos ocuparse en cómo se va a resolver el problema y el rezago para los otros miles de jovencitos y jovencitas cuyos papás no están en posibilida­des de pagar el homeschool­ing, que trabajan todo el día y que, por tanto, no pueden estar al pendiente de si sus hijos están avanzando, o no, con las clases por televisión.

Cuando esto termine, que tristement­e no se ve para cuándo, el saldo va a ser brutal, el rezago de los menos favorecido­s será enorme con respecto a los que sí pueden seguir con cierta actividad escolar en casa.

Bien harían los diputados en ponerse a buscar la forma de ayudar e incentivar a quienes menos tienen, y agradecer que haya papás, aunque sean los menos, que están buscando alternativ­as que hace tiempo debieron buscar las autoridade­s al contemplar que estamos viviendo una crisis que será larga, muy larga.

Una vez más, los señores y señoras legislador­as demuestran estar muy lejos de la realidad, y muestran cero empatía con los papás que ya llevan más de seis meses con sus hijos refugiados en sus casas tratando de salir adelante académicam­ente

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