El Informador

ESPERANZA ÍÑIGUEZ,. COORDINADO­RA DE “MUJERES AL FRENTE CONSTRUYEN­DO LA PAZ”

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— ¿Podría definir qué es el aborto? — Aborto es expulsar o terminar algo.

— ¿Qué lema define la lucha para defender las dos vidas?

— “Mujeres al frente luchando por la paz”. Nosotros no podemos hablar de paz desde cosas que generan violencia, y un aborto es un asesinato. Sé que es una palabra fuerte, pero es la verdad.

— ¿Por qué no se debe legalizar la interrupci­ón del embarazo?

— En primer lugar, el aborto es un asesinato. Lo primero es el derecho a la vida desde la fecundació­n y si no tenemos derecho a la vida, no tenemos nada. No puede ser legal porque hay otra persona en el vientre, independie­ntemente de su tiempo de gestación. Además, no puede ser seguro el realizar esas prácticas, como si fuera tan sencillo con pastillas y desde casa. Sabemos que tiene complicaci­ones y que puede ocasionar hasta la muerte. Si bien sabemos que hay mujeres que viven su embarazo solas, que esa es su realidad, que fue inesperado, todos deberíamos saber que el resultado de la sexualidad es un embarazo. Que no se logre la mayoría de las veces, es otra cosa.

— Hay quienes dicen que deben persistir las causales de aborto en situacione­s como las de mujeres víctimas de una violación y mujeres en riesgo durante el embarazo, ¿cuál es la lectura sobre ello?

— Creo que lo peor de esto es que se ha convertido en una espiral de violencia permitir eso (abortar bajo dichas causales), porque al no pedirle a la mujer una prueba de su agresión se está dejando libre a un violador en la calle y no se le persigue. Creo que estamos viendo mal el problema de la violencia hacia la mujer y colocar el aborto como respuesta a esto es minimizar la situación. Por la parte médica, creo que cuando hay una causa así es fundamenta­l una decisión médica para el beneficio de ambos. En realidad, creo que sucede en muy pocos casos; son mínimas las posibilida­des de que esto ocurra.

— ¿Cuál es la postura acerca de la objeción de conciencia, o bien, la negativa de ciertos médicos a acatar órdenes o leyes por motivos éticos, morales o religiosos?

— Creo que debemos contar con médicos que cumplan con su juramento hipocrátic­o. Que velen por la vida desde el momento de la concepción.

— ¿Qué opina de los medicament­os que permiten la interrupci­ón del embarazo?

— Tengo que reconocer que las mujeres van a seguir abortando, pero no creo que sea la respuesta y lo único que puede reducir la violencia es un ambiente de paz, una correcta educación sexual, con sus conviccion­es familiares y sin que intervenga en esto el Estado. Poner el aborto como solución no es la respuesta, porque entonces si tú me estorbas te voy a asesinar. Otra persona puede pensar eso cuando tengas tres años, otra cuando tengas 15 y otra cuando sean 60, y eso es peligroso. Podemos estorbar a cualquier edad, por eso luego quieren legalizar el aborto y la eutanasia, porque pensamos que todo lo legal es bueno.

— ¿Considera que sería un riesgo legalizar el aborto?

— Definitiva­mente. Bueno, con esto se compromete­n la salud física y emocional de la mujer. Estos grupos que lo promueven nunca hablan de las implicacio­nes que tienen las pastillas, ni los procedimie­ntos, y después del aborto dejan a las mujeres solas. Incluso, algunos médicos que han acompañado procesos de abortos se suicidan. Esta situación se llega a comparar hasta con el síndrome de la postguerra. Además, científica­mente está comprobado que la vida surge desde la concepción. Hay que recordar que un derecho universal y que no podría estar por debajo de un derecho sectorial.

— ¿Qué modificaci­ones piden a la Ley?

— Primero, pedimos que se mantenga el Artículo 4 de la Constituci­ón tal y como está, en donde se asegura que la vida inicia desde la fecundació­n. Luego, la inserción de sanciones para el aborto. En sí, lo que se propone en cualquier caso de asesinato. Claro que antes de esa sanción, pienso en muchas acciones gubernamen­tales que se deben de hacer para evitar el aborto. También pedimos sanciones a los padres que dejan desprotegi­dos a sus hijos. Debería de existir una regulación más estricta que permita a la mujer hacer saber que la responsabi­lidad es compartida.

— En conclusión, ¿qué piden?

— Nos damos cuenta que lo que buscan las mujeres con un embarazo no deseado es apoyo de una comunidad. Entonces, buscamos que el Estado no garantice el aborto porque no creemos que esa sea la solución. En su lugar, pedimos que la autoridad genere un entorno con leyes para el bienestar tanto de las mamás como de los papás. Es decir, que realice políticas públicas que apoyen a la mujer y a la familia como unión celular, porque a veces salen normas federales disfrazada­s para promover el aborto.

— ¿Quiénes son las figuras a presionar en el Congreso del Estado?

— En general, todas.

— ¿Cuál sería el modelo a seguir?

— Modelos como los de Noruega y Dinamarca: países que han apostado por el tema de la familia. Dan incentivos económicos conforme tienes hijos y reducen sus impuestos según el número de hijos que tengas. También conceden incapacida­d al papá cuando el bebé nace.

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CORTESÍA: FRENTE POR LA FAMILIA CAPÍTULO JALISCO

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