Un año de lucha contra la violencia de género
La Deavim trabaja para acabar con el acoso callejero y la violencia contra las mujeres Ayudar a las víctimas a realizar una denuncia y alejarse de sus agresores es la meta
Sandra Nuño es policía. Mira detenidamente la parada de autobús que está a unos metros de ella, cerca de la Glorieta Minerva. Constantemente suena su radio y, mientras “descansa”, vigila que ningún hombre agreda a las mujeres que caminan a su alrededor.
Ella es comandante de la División Especializada en la Atención a la Violencia contra las Mujeres (Deavim) de la Policía de Guadalajara, y platicó con este diario sobre un área que, si bien sólo lleva un año en activo, tiene como objetivo ayudar a las víctimas y orientarlas para que ellas mismas rompan el círculo de la violencia.
— ¿Qué es lo que implica ser una mujer policía que combate la violencia de género?
— La idea es atender las denuncias de acoso y agresiones, servir de contención emocional para las víctimas y ayudarlas, a través de protocolos, para que les sea más fácil proseguir con una denuncia de manera formal o, en caso de que no lo deseen, ayudarles para que puedan alejarse de su agresor y rompan el ciclo de la violencia.
— ¿Qué le diría a las mujeres que sufren acoso o agresiones?
— Que si supieran cuáles son sus derechos y las sanciones que implica el acoso y las agresiones, se harían más denuncias. Y, claro, que estamos aquí para apoyarles cuando estén listas y cuando lo necesiten.
— ¿A qué tipo de situaciones se enfrenta?
— Todos los días son diferentes. En una ocasión hubo un hombre que le agarró el pecho a una chica y ésta le siguió y lo cuestionó, pero el hombre la golpeó. La gente que iba a su alrededor paró al personal y nos alertó de lo que sucedió. Lo detuvimos.
— ¿Cómo puede denunciarse el acoso callejero?
— Basta con que se acerque a una oficial y le diga que detenga a un hombre que la acosó.
— ¿Cuál es la sanción a la que se enfrentan los agresores?
— Una vez que detenemos al acosador lo ponemos a disposición del agente del Ministerio Público para que sea sancionado. Allí definen su multa, que va de 500 hasta cinco mil pesos, y, en caso de que no quiera pagarla, debe permanecer 36 horas arrestado.
— ¿Qué tipo de ayuda en lo específico pueden ofrecer las oficiales de la Deavim?
— Ayudarle a su traslado para que ponga su denuncia. También, si otro día su agresor está cerca de ella, puede marcarnos y decirnos y nosotros la llevaremos hasta donde se dirija. Además, en caso de que necesite continuar con su trámite de denuncia y no tenga recursos para trasladarse, la podemos llevar cuantas veces lo necesite.
— ¿Cuál es una de las situaciones más recurrentes en estas denuncias?
— Las víctimas suelen arrepentirse. Cuando ven que tenemos esposado a su agresor o que puede llegar a la cárcel, minimizan la agresión y tratan de excusar el actuar de la persona porqueporquenono se sienten listas para enfrentar la situación y reconocer la violencia que vivieron. Te dicen que no quieren proceder y que todo está bien. A otras hasta les da vergüenza, cuando a quien debería darle vergüenza es al agresor.
— ¿Y en esos casos qué se puede hacer?
— Como uniformadas, pasamos a retirarnos en caso de que nos aseguren que están bien y les damos nuestros números de emergencia. También les explicamos algunas herramientas que pueden hacer para combatir la violencia. Sabemos cómo es el ciclo de la violencia, así que les decimos que allí estaremos cuando estén listas para denunciar.
— ¿Qué consejo se da a quienes se niegan a denunciar?
— Que sin ellas no es posible que nosotras logremos avances. No podemos llegar al agente del Ministerio Público con un detenido y sin una víctima que denuncie lo que éste hizo.
— En cuanto a los botones de alerta, ¿cómo funcionan?
— Es un botón con localizador que, al ser presionado o agitado, nos alerta que (hay quien) está en peligro y asistimos al sitio para socorrerle. Se le da a mujeres víctimas de violencia que ya denunciaron a su agresor y tienen acompañamiento de la Secretaría de Igualdad Sustantiva entre Mujeres y Hombres.
— ¿La Deavim tiene alguna estrategia para reducir los indicadores de feminicidios?
—Obviamente buscamos evitar que las mujeres sean asesinadas. Cuando por cuando por desgracia sucede eso, nosotros buscamos al feminicida, damos contención emocional a los familiares y los apoyamos a que procedan en la denuncia. En el caso de tentativa (de feminicidio), lo que hacemos es trasladar a la víctima para que denuncie en el Centro de Justicia y pueda ser llevada a un refugio, junto con sus hijos, donde estén seguros. Además, es importante mencionar que existe otra situación: el suicidio. Muchos hombres no necesitan matar a sus parejas, con la violencia que ejercen se termina por obligar a la víctima a acabar con su vida.
— ¿Hay situaciones que le molesten de su trabajo?
— Sí: que los hombres no entiendan la importancia de la Deavim y digan que también debería existir una para ellos. Tampoco entiendo cómo los acosadores prefieren pagar una multa en lugar de tomar un curso de género.