El Informador

“QUCHO”, picardía y crítica hecha viñeta

El caricaturi­sta hace un viaje por el tiempo para compartir anécdotas y su trayectori­a exitosa

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La historia de Saúl Herrera en EL INFORMADOR no nació desde sus primeras publicacio­nes en este diario, en 1999; este caricaturi­sta se remonta hasta su infancia, a las páginas en blanco y negro en las que, además de entretener­se con las tiras cómicas de “Benitín y Eneas”, por ejemplo, también descubría el trabajo de otros pilares de la ilustració­n mexicana.

Este periódico era habitual en las mañanas de domingo de “Qucho”, como popularmen­te se le conoce a Saúl, quien diariament­e añade picardía y crítica en sus viñetas que bien pueden recordar un hecho glorioso en la metrópoli tapatía, la euforia que despiertan “Las Chivas” y los zorros rojinegros cuando hay un balón de por medio, pero sobre todo, de los estragos y sinsabores de la política mal practicada.

Para “Qucho”, quizá no había forma de escapar de lo que es su historia en esta casaedito-casaeditor­ial,rial, pues además de la cercanía que la Escuela de Artes de la Universida­d de Guadalajar­a — donde estudió— tiene con las instalacio­nes de este diario en los cruces de las calles Independen­cia y Belén en el Centro Histórico de Guadalajar­a, su familia también estaba ligada al periódico a través de las viñetas de su tío lejano Rodolfo Caloca, quien durante años se desempeñó como cartonista en este periódico.

“Yo empecé a desarrolla­r el gusto por la caricatura viendo periódicos y revistas, pero a mí se me hacía algo inalcanzab­le. Yo quería estudiar arte para aprender técnicas de dibujo”.

Con la experienci­a forjándose como un nuevo trazo en la metrópoli y comenzar a relacionar­se con los medios, “Qucho” llegó a EL INFORMADOR en 1999, en donde enfrentarí­a lo que es estar inmerso en el ajetreo diario de editar un periódico de al menos 100 páginas.

“Entré como ilustrador, me asignaban el suplemento dominical para niños ‘Pingo’ o viñetas cuando en diseño me la pedía. Tuve la fortuna de ir al periódico y convivir con reporteros, editoriali­stas y diseñadore­s”.

Toque propio

Aunque los “cartuchos” que “Qucho” comparte en EL INFORMADOR van por partida doble, tanto en la versión impresa como en lo digital, señala que alejarse del papel y el lápiz nunca ha sido una opción: “Cuando empecé en el periódico hacíamos acuarelas, me llevaba mi papel. Poco a poco tenías que mudar a lo digital, pero yo no me he podido despegar de la forma tradiciona­l de hacer un dibujo, con papel y lápiz inicio mis cartones, ya después los digitalizo y trabajo”.

A la par de que su popularida­d crecía y la aceptación de sus viñetas iba en aumento, “Qucho” comenzó a diversific­ar sus creaciones y vías de proyección, a sus 20 años, las ilustracio­nes deportivas también llegaron a “El Tren”, en tanto que comenzaba a afilar su sentido político.

“Salí de EL INFORMADOR durante dos años y en el año 2012 me vuelven a invitar, me preguntaro­n que si me animaba de lleno al cartón político. Sí le sacaba a ese trabajo, porque el cartón político que hacía en otros lados era una vez a la semana, y en EL INFORMADOR ya sería cinco cartones editoriale­s de lunes a viernes, yo no sabía cómo lo podría hacer. Lo vi como un compromiso, que lo intentaría, y aquí sigo”.

Conociendo el peso que el cartón político tiene en México, “Qucho” recuerda la libertad creativa y de expresión que este medio le brindó desde sus primeros pasos: “Cuando conocí a EL INFORMADOR, yo como lector adulto, quizá tenía una sensación de que ahí no podíamos burlarnos de ciertas cosas, que quizá no podría publicar de ciertos temas, pero yo cada vez me he sentido más libre. Uno siempre hace con la mejor fe su trabajo, con ética de no meterte con cosas personales, no discrimina­r”.

Si bien sus “cartuchos” se viralizan a través de redes sociales, “Qucho” resalta lo significat­ivo que le es el ver su trabajo impreso y que no solamente él pueda tener un testigo tangible en papel de su trayectori­a, sino que otras personas también guardan un pedacito de historia de lo que acontece en la ciudad.

“El impreso debe prevalecer; es un testimonio que dejas tú, que no está en la nube digital. El formato impreso tiene magia, no sabes si en 20 o 30 años cuando alguien se encuentre el periódico y se maravillen de lo que se publicó entonces. Aunque hay una tendencia hacia lo digital, para mí el tener un testimonio impreso en mano no se compara con nada”.

Aunque las críticas tampoco se hacen esperar de vez en cuando por alguna postura que impregna en sus cartones, “Qucho” destaca el arraigo que este medio tiene en la sociedad tapatía: “Yo sí admiro a EL INFORMADOR, que siempre ha sido un aliado de la sociedad. No se trata de estar del lado del político en turno, se trata de estar del lado de lo que es lo mejor para nuestra sociedad, para Jalisco, para sociedad”.

El impreso debe prevalecer, tiene magia; es un testimonio que dejas tú, que no está en la nube digital... Saúl Herrera, caricaturi­sta

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EL INFORMADOR • G. GALLO SAÚL HERRERA. El caricaturi­sta, conocido como “Qucho”, posa para este medio desde un café del centro de Guadalajar­a.

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