Basa su éxito en ser incluyente
Su carrera como jugador, y ahora director técnico, lleva los mismos ppasos.
Cuando Édgar Mejía inició en el balompié ascendió rápido al primer equipo varonil, y ahora como técnico aseguró ha sido similar, gracias a que siempre ha estado preparado para los nuevos retos, siendo Chivas femenil el más grande por el momento, y basa su éxito en ser incluyente.
“Chivas femenil no es un trampolín para mí. Voy por mucho aquí, ya si después mi proceso me lleva a otro lado, es otra cosa. Aquí hago sentir a todos responsables y el éxito está basado en ser incluyente. Todos los comentarios son importantes, desde staff, cancheros, capitanas, todos opinan. Las escucho a todas las chicas y les llega la misma información, quien juegue, sabe qué debe hacer en el campo”.
Busca aprovechar a 100% las cualidades futbolísticas de sus jugadoras atendiendo la filosofía chiva, respetando siempre las formas sea cual sea el resultado.
“Transmito orgullo, traigo la filosofía chiva tatuada en el corazón, hábitos, disciplina, lo que representa un equipo de Chivas. Siempre debemos presentar una forma de jugar, garra, lo cual nos permite estar arriba. No ha sido fácil porque estamos integrando un grupo para un mismo fin, sin subirse al ladrillo. Tuve técnicos que solo él, su auxiliar y su PF podían opinar y eso para mí no es así”.
Toma las decisiones pensando en el equipo
“Chore” tiene 34 jugadoras, busca dar rotación para que todas jueguen. No le tiembla la mano en toma de decisiones. A Alicia Cervantes y otras jugadoras, las dejó fuera de una convocatoria, para darle oportunidad a otras jugadoras, ya que nadie debe sentirse especial, mucho menos indispensable.
— ¿Cómo le llegó Chivas femenil?
— A 15 días de iniciar el Apertura 2020, tras el cese de Ramón Villa Zeballos le dijeron que armara un proyecto y aseguró que gracias a estar preparado, lo entregó pensando en que sería el técnico y así fue.
“Platiqué con Marcelo Michel Leaño y Nelly Simón, pidieron un proyecto y lo entregué. Me emocioné, no pude dormir los primeros días, no me habían dado el equipo y ya estaba yo en la planeación de qué iba a ser, cómo iba a jugar. Había peces gordos entre los candidatos y muchos que mandaron su currículo”.
Soy un suspiro de entrenador, voy para dos años y medio, lo cual es nada. Llego a casa y el técnico queda afuera, me pongo a ayudar en quehaceres del hogar, jugar con mis hijos, hacer tareas
Édgar Mejía, técnico de Chivas femenil