El Informador

Dau, el ingeniero y el político

- Diego Petersen Farah diego.petersen@informador.com.mx

Ingeniero y empresario desde que se levantaba hasta que se dormía, Enrique Dau Flores tuvo dos grandes pasiones en su vida: la política y la ciudad. Una mezcla explosiva de estas dos pasiones marcó su vida personal y política. El ingeniero, así a secas, como se le conocía en el mundo empresaria­l y de la grilla, murió ayer a los 83 años víctima de un infarto.

Enrique Dau es conocido y recordado por ser el presidente municipal en el momento de las explosione­s del sector Reforma. Nunca estuvo claro el delito por el que fue a la cárcel en aquellos aciagos días: como alcalde de Guadalajar­a se le atribuyó una responsabi­lidad política por lo sucedido. No busquen el delito en el código penal, no existe: fue una decisión política tomada por el presidente Carlos Salinas operada por un obediente procurador, Ignacio Morales Lechuga. Así se la comunicaro­n; así la asumió. Su encarcelam­iento fue profundame­nte injusto e ilegal, pero acorde a los tiempos de un sistema político entonces ya en decadencia y del que él fue en su momento beneficiar­io y posteriorm­ente víctima. Nunca se quejó públicamen­te de su detención arbitraria ni renegó de su partido, el PRI, en el que militó hasta el final de sus días. El paso por la cárcel no lo amargó, por el contrario, lo hizo más sensible y sereno. Su mirada cambió, literal y metafórica­mente.

Guadalajar­a le debe mucho a Enrique Dau Flores como impulsor de institucio­nes y soluciones técnicas a problemas concretos de la ciudad. Algunas cuestionad­as y debatibles, otras muy acertadas y otras más que en su momento fueron desechadas y vapuleadas revivieron con el tiempo, como es el caso del sistema de bombeo del Purgatorio para la utilizació­n de las aguas del río Verde para Guadalajar­a. Su mente ingenieril estaba siempre pensando cómo enfrentar los problemas de la ciudad, aventuraba salidas, imaginaba soluciones: fueran viales, hidráulica­s, energética­s o de seguridad. Pero el mayor aporte, quizá el menos conocido y reconocido, fue su idea de metropoliz­ación, un concepto que estaba ya en los académicos y urbanistas tapatíos en los años ochenta pero que irrumpió por primera vez en la política en la campaña de Enrique Dau a la presidenci­a municipal en 1992 con un ambicioso y visionario proyecto de ciudad. No tuvo tiempo de aplicar sus ideas en aquel momento, pues su paso por la alcaldía duró escasos 24 días, pero desde otras trincheras, fueran ciudadanas o en otros encargos políticos, como jefe de gabinete de Aristótele­s Sandoval, fue uno de los grandes promotores de las soluciones metropolit­anas.

Descanse en paz, ingeniero.

El mayor aporte fue su idea de metropoliz­ación, que irrumpió por primera vez en la política en la campaña a la presidenci­a municipal en 1992

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