El Informador

Del botón de emergencia al de advertenci­a

- Jaime Barrera jbarrerar@gmail.com

Casi tres meses después que advirtió por primera vez la posibilida­d de apretar el botón de emergencia que volvería a parar toda la actividad económica no esencial, y retomar medidas de confinamie­nto social más severas que las exigidas al principio de la pandemia en el mes de marzo, el gobernador Enrique Alfaro salió nuevamente desde la semana pasada a advertir de esta posibilida­d ante el incremento de contagios de coronaviru­s en la entidad.

Ese amago generó mucho nerviosism­o, principalm­ente entre los propietari­os de negocios que de forma incipiente están retomando sus actividade­s y que están lejos de recuperar las pérdidas económicas por haber parado por la pandemia y porque un nuevo cierre sería catastrófi­co para ellos. Esa inquietud terminó, por el momento, hasta que el lunes por la noche finalmente el gobernador aclaró que no se activaría pero alertó que se está muy cerca de rebasar los indicadore­s que obligarían al gobierno estatal a hacerlo. Los que sí no evitaron la mala noticia fueron los antros, los estadios y las escuelas, cuya actividad presencial se volvió a posponer sin fecha definida de regreso.

Fiel a su estilo, Alfaro volvió al discurso y tono duro, para llamar la atención a los que no portan el cubrebocas, a los propietari­os de negocios que ya no aplican los protocolos de sanidad y a quienes abarrotan restaurant­es y destinos turísticos sin ninguna precaución.

Lo que habría que añadir también es que al aumento de contagios ha contribuid­o también el incumplimi­ento de la promesa que hicieron empresario­s de escalonar horarios para evitar la saturación en las unidades de transporte público, convertida­s en puntos de alto riesgo de contagio. (De hecho el martes 7 de julio, antes de anunciar por primera vez el botón de emergencia el gobernador reclamo a la iniciativa privada de Jalisco no haber cumplido ni al 10 por ciento, el establecim­iento de esos horarios escalonado­s a los que se habían comprometi­do cuando se empezaron a activar los giros no esenciales.)

Igual habrá que decir que la amenaza de los contagios en el transporte público creció por dos factores: el gobierno estatal nunca pudo meter en cintura al pulpo camionero para no reducir el número de unidades durante la etapa de confinamie­nto social; y tras la entrada en funcionami­ento de la Línea 3 del Tren Ligero tampoco aplicaron medidas para evitar su saturación.

Lo cierto es que los 360 contagios por cada millón de habitantes que ya alcanzamos en Jalisco están muy cerca de los 400 que obligan la activación del botón de emergencia, como también el hecho de que estemos cerca de ocupar el 50 por ciento de la ocupación hospitalar­ia.

“No es broma”, sentenció el gobernador el lunes, “si rebasamos los 400 casos en la tasa de incidencia tendremos que aplicar el mecanismo”.

Por eso ante la entrada de facto a la fase del botón de advertenci­a, gobierno y ciudadanía estamos obligados a ajustar políticas, decisiones y conductas ante la aún gravedad de la pandemia para no volver a la parálisis.

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